Alberto Vital: «Rulfo tuvo la valentía de resistir a la industria editorial, que le pedía más»

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

Al cumplirse el centenario del escritor, la biografía de Vital permite conocer mejor a un autor clásico y de culto

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Formado en la escuela alemana de biografía, doctor en Filología, catedrático, investigador, novelista, Alberto Vital (Ciudad de México, 1958) es uno de los grandes expertos en la vida y la obra de Juan Rulfo. Coincidiendo con el centenario del nacimiento del autor de Pedro Páramo, se reedita Noticias sobre Juan Rulfo. La biografía (RM Verlag), que incorpora nuevos datos y reflexiones sobre el escritor, fotógrafo y editor mexicano.

-¿Por qué es tan importante la obra de Juan Rulfo?

-La trascendencia de su obra se sustenta sobre todo en el rigor de su escritura, en la gran concisión poética, narrativa y dramática. Significó un gran avance para la literatura en lengua española en términos de que aclimató muchas técnicas que después el bum latinoamericano explotó al máximo. Su influencia ha sido extraordinaria, es un autor cuyas lecciones siguen presentes, un clásico que va a ser leído dialogando con cada época.

-Gabriel García Márquez, cuando leyó «El llano en llamas» y «Pedro Páramo», dijo que ese año no pudo leer más por el impacto que le causaron.

-Durante un buen tiempo García Márquez vivió bajo el impacto de la lectura de esos dos libros. Un escritor tan avezado, agudo y perspicaz como era él captó muy bien esa perfección técnica, a la que se une la expresión de todo un mundo trágico y al mismo tiempo de la realidad mexicana y latinoamericana y de la condición humana. Desarrollo técnico y literario y expresión de una realidad concreta eran también muy importantes para García Márquez, que vio en Rulfo cómo había logrado ya la perfección en esa síntesis.

-¿Cómo es posible que un autor con apenas dos obras, a las que se añade «El gallo de oro», que es un híbrido entre guion de cine y novela, haya pasado la historia de la literatura y sea el escritor mexicano más traducido?

-Son 300 páginas, las mismas más o menos que conservamos de Sófocles. De Leonardo da Vinci conservamos apenas 20 cuadros y nos concentramos solo en cuatro, pero en esos cuatro hay un desarrollo de técnicas pictóricas que va a marcar los siguientes siglos. Rulfo no es un autor de cantidad sino de gran concentración y gran calidad. Te puede tomar toda una vida llegar a ese nivel o, como en el caso de Arthur Rimbaud, llegar pronto y pasarte el resto de tu vida buscando un logro similar. Rulfo tenía 38 años cuando publicó Pedro Páramo y los siguientes 30 que le quedaban de vida los pasó buscando un texto que lo dejara satisfecho, no lo encontró y destruyó muchos manuscritos por considerar que no alcanzaban el nivel técnico, y no quería que se publicaran. Su nivel de autoexigencia era muy alto. Es el tipo de escritor que resalta también por su valentía, su entereza y su capacidad para resistir a la industria editorial, que le pedía más textos.

-¿El silencio de Rulfo supone una lección para los autores de hoy que publican una novela al año y para la industria editorial?

-Es totalmente una lección. Es difícil resistir esa presión. El maestro Rulfo lo es por muchas razones pero también por su resistencia y su sentido de la perfección y por no oír el canto de las sirenas de la industria editorial.

-¿Cómo era como persona?

-Le gustaba hablar con historiadores y antropólogos más que con literatos, aunque hizo una gran amistad con Onetti, Arguedas, Cortázar o Guimarães Rosa. Era un hombre que se encerraba, discreto y tímido, cuando no se sentía a gusto con el interlocutor. Cuando estaba a gusto era un conversador interminable.

-¿Cuáles fueron sus influencias? Una de ellas fue Faulkner, pero él dijo que no lo había leído.

-Era una broma, evidentemente sí lo había leído. Era un lector voraz. Ahora se están detectando y estudiando a fondo muchas relaciones que tuvo bajo el principio paradójico de que un autor cuantas más influencias asimiladas tiene más original es. Hay que leer mucho para encontrar la propia voz. La voz de Rulfo es totalmente discernible, identificable. Así como cuando empezamos a leer una obra de Shakespeare, Cervantes, Borges o García Márquez identificamos su estilo, hay un estilo Rulfo. Esa personalidad propia se alcanza gracias a todos los demás y a la asimilación de las influencias.

«El asesinato de periodistas en México remite a su mundo»

«Los periodistas son mediadores entre los ciudadanos y los poderes. Cuando cae un periodista nos acercamos al mundo de Rulfo, un mundo sin mediadores, donde la violencia es cruda», señala Vital.

-Ha escrito un libro sobre los asesinatos en la obra de Rulfo y sostiene que sirve como reflexión sobre la violencia que hay actualmente en México.

-Lo que me interesaba es mostrar cómo argumentan, cómo razonan, los asesinos. Hay muchos tipos de asesinos y asesinatos en su obra. Por pasión amorosa y sin darse muy bien cuenta de lo que están haciendo y que cuando descubren que lo que han hecho es irreversible sienten una gran culpa y terminan caminando como Caín, una imagen muy presente en toda su obra. Pero hay otros que no sienten ninguna duda ni remordimiento. Analizo cómo razonan y los comparo con los criminales de hoy en nuestro país.

-¿Por qué los periodistas se han convertido en objetivo en México?

-Algo fundamental de la violencia en la literatura de Rulfo es que no hay mediadores. Los aparatos de mediación en el mundo de Rulfo o no existen o están corrompidos. En el México actual quienes están haciendo esa mediación heroica son los periodistas, y al asesinarlos están destruyendo a las personas que podrían mediar al informar. El asesinato de periodistas remite al mundo de Rulfo, que es violento, en buena medida porque no hay mediadores.

-¿Ideológicamente dónde se situaba Rulfo?

-Era un hombre claramente de izquierda. Pasó toda su vida adulta en el mundo bipolar de la Guerra Fría y escribió su obra en el México del PRI. Pero estoy seguro de que sería muy crítico con la izquierda contemporánea, por lo menos con la latinoamericana, por la corrupción, la pérdida de identidad y la incapacidad para resolver problemas sociales profundos.