Otro de los hitos debidos a Porrúa es la fundación de Minotauro, un sello especializado en ciencia ficción llamado, desde su papel pionero, a desempeñar un papel esencial en la consolidación y divulgación del género en castellano. En Minotauro fue editor de un título fundacional como Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, además de ahora clásicos como J. G. Ballard, Philip K. Dick o Ursula K. Le Guin. Muchos de sus libros no solo los editaba, sino que también los traducía -bajo seudónimo-, ya que la traducción, como oficio y como vía de acceso, fue lo que introdujo a Porrúa en el oficio de la edición. Desde Minotauro también fue el responsable de que los lectores en español disfrutasen de Tolkien en su propia lengua.
Cien años de soledad y El señor de los anillos: dos títulos que figuran entre los más vendidos de todos los tiempos. Sin embargo, Porrúa decía de sí mismo que nunca fue un editor comercial ni jamás había encargado un estudio de mercado.