«No, no me interesa el 'Guernica' para el Prado. No volverá aquí»

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

PIERRE-PHILIPPE MARCOU | Afp

Falomir, que tendrá como segundo a Andrés Úbeda, otro hombre de la casa, avisa de que posee sus propias ideas

22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La paz llega con Miguel Falomir (Valencia, 1966). «No me interesa el Guernica en el Prado», dijo el nuevo director de la pinacoteca sobre el lienzo de Picasso poco antes de tomar posesión del cargo -toma el relevo de Miguel Zugaza- ovacionado por sus compañeros.

-¿Qué le decidió a aceptar?

-Valoré lo personal y lo profesional, que me preocupa más. Asumir el cargo supone dejar de lado la historia del arte y dedicarse a la gestión de la historia del arte. Tengo 50 años y muchos proyectos en la cabeza. Me pareció prematuro. Cambié de criterio porque muchas personas me hicieron ver que mi posición era maximalista. Que contaba con una excelente gestora, Marina Chinchilla, y que se me pedía la dirección intelectual del Prado. No podré hacer exposiciones y actuar como conservador, pero no se trataba de ser un gestor en exclusiva. Culminaré proyectos como el catálogo de Tiziano y la exposición de retratos de Lorenzo Lotto, pero no competiré con los conservadores.

-La de Falomir ¿será una revolución tranquila?

-Durante los dos últimos años fui el segundo de Zugaza, que se va con el apoyo unánime y la plena aprobación de su gestión. Llevo 20 años en la casa y tirar por la ventana todo lo hecho sería imprudente, una temeridad. Nadie pide eso. Es mucho y bueno lo hecho y hay que mantenerlo. Pero tengo mis ideas y las desarrollaré.

-¿Con retos como la ampliación del Salón de Reinos y el bicentenario?

-Ambos nos permiten repensar qué somos y qué queremos ser. El plan del bicentenario se presentará pronto, y deseo que sirva para abrir más el museo a la sociedad. En el Salón del Reinos hay unos plazos muy claros que se respetarán siempre y cuando haya financiación. Evidentemente, no estará concluido para el 2019. Nunca se pretendió y sería materialmente imposible.

-El regreso del «Guernica» ¿es un capítulo cerrado?

-Espero que lo sea a partir de hoy. No, no estoy interesado en el Guernica para el Prado. Puedo decirlo más alto, pero no más claro. No volverá aquí. Es una obra fabulosa que cualquier director querría. Pero está magníficamente bien donde está. Hemos perdido la perspectiva. Tanto el Reina Sofía como el Prado son museos nacionales de titularidad pública. Lo importante es que el Guernica pertenece a todos los españoles. Mientras sea director, no lo reclamaré ni entraré en competición ni en colisión con ninguna institución cultural española. Estoy encantado y deseoso de ver la exposición que le dedican en su 80.º aniversario.

-¿Quién es su segundo?

-Andrés Úbeda, el jefe del área de pintura italiana y francesa. Es un cargo de confianza. Lleva 20 años en el museo y lo conoce perfectamente. Su carácter le permite llevarse bien con la gente, es el que más sabe sobre el Palacio del Buen Retiro y, dado que es uno de los grandes retos, creo que está particularmente cualificado.

-Una rareza que el director y el subdirector salgan de la plantilla de la casa.

-No ocurría desde Sánchez Cantón en 1960. Yo he sido el agraciado, pero es muy importante. Cuando el museo no ha funcionado se buscó fuera; cuando funciona lo lógico era mirar dentro.

-¿Conoce bien los enemigos que tiene en la casa?

-Quiero pensar que no los tengo. Habrá quien piense distinto que yo sobre cuestiones concretas, y es válido, necesario y lógico. Se aprende más de quienes expresan opiniones distintas que de quienes se limitan a secundar lo que digas en virtud del cargo que ocupas. En estos 20 años ha habido disparidades, pero aquí nadie pierde las formas. Hay gente educada.

El peso del turismo y la aportación del Estado

«Nunca el Prado estuvo mejor que ahora», asegura Falomir sobre la herencia que recibe. Y señala como el mayor de sus problemas que la autofinanciación supera el 70%. «A medio plazo es absolutamente inviable. La locomotora se puede sobrecalentar, pero si va siempre al rojo vivo explotará. La ratio 60-40 sería el ideal». Otro reto crucial, dice, es comprender que el Prado, como otros museos, ha pasado de ser una institución estrictamente cultural a ser también un destino turístico. De 800.000 a 3 millones de visitantes. «Es buenísimo, pero -advierte- genera problemas. Hay que lograr que la experiencia del museo siga siendo grata. Todos conocemos museos que literalmente no se pueden visitar».

-45 millones de presupuesto, ¿debe dar más el Gobierno?

-No se puede pretender que seamos la institución cultural de referencia aquí y fuera, el mejor museo de pintura antigua del mundo, con un programa fabuloso de exposiciones y que no tengamos un presupuesto adecuado. El dinero ha salir de la capacidad del museo para generar recursos, el Estado y la sociedad civil (grandes corporaciones y benefactores). No es bueno que el 100% del presupuesto venga del Estado. Eso permite más libertad de acción, más independencia de las decisiones políticas y una forma de que la sociedad demuestre su compromiso. Con la crisis sufrimos una gran merma, como todas las instituciones. Era obligatorio aceptar la situación y lo hicimos. Ahora que la economía mejora, parece lógico que nos beneficiemos de esa coyuntura positiva.

-¿El éxito se mide por los millones de visitantes?

-Eso es totalmente falaz. Alcanzamos el récord absoluto con 3.150.000 visitantes. Es cierto que vinieron en parte por las exposiciones de Ingres, Georges Latour y el Greco, pero si tuvimos esa cifra es porque Madrid se ha consolidado como destino turístico. La National Gallery tiene cinco millones de visitas, es gratis y no son mejores ni las actividades ni su colección. Está en el centro de Londres y es un imán para millones de turistas.