El Reina Sofía rechaza que el «Guernica» pase a la colección del museo del Prado

G. N. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

«Sería un error histórico, museográfico y social», advierte el director, Manuel Borja-Villel

21 ene 2017 . Actualizado a las 09:16 h.

El aún director del museo del Prado, Miguel Zugaza, quiere incorporar el Guernica a su colección y, aunque suele hablar de compartir espacios con el Reina Sofía, su idea es que la emblemática obra de Picasso debe presidir el proyecto de ampliación de la pinacoteca pública que pivota sobre la restauración del Salón de Reinos que diseñó el arquitecto Norman Foster y que a medio plazo aportará un 10% más de superficie expositiva. Zugaza ya lo había intentado sin éxito durante el Gobierno de Zapatero y por ahora es la única batalla que había perdido en sus quince años de brillante gestión al frente del Prado. De hecho, hizo doblar la rodilla a Patrimonio Nacional cuando reclamó al Prado el reintegro de cuatro obras maestras cedidas -El descendimiento (1435), de Roger van der Weyden; El jardín de las delicias (1500) y Mesa de los siete pecados capitales (1505 - 1510), del Bosco; y El lavatorio (1548), de Tintoretto- que debían ser la bandera del futuro Museo de las Colecciones Reales que impulsa Patrimonio y que abrirá sus puertas en el 2020. Por si el asunto pasaba a un segundo plano, curiosamente, en algunas de las imágenes de la recreación virtual del proyecto de Foster aparecía el Guernica presidiendo la estancia principal del Salón de Reinos. Ahora que Zugaza anunció que dejará en breve la dirección del Prado para volver a su museo de Bellas Artes de Bilbao el ansiado sueño de la incorporación del cuadro de Picasso podría languidecer.

Por si acaso, el director del museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, dejó ayer, en una entrevista concedida a Efe, algunos mensajes muy contundentes sobre este icono del arte contemporáneo y símbolo del horror de la guerra (cumple 80 años de su creación y 25 de su llegada a este centro de arte) al afirmar que su traslado «sería un error histórico, museográfico y social». Borja-Villel recuerda que el Reina Sofía «se hizo a partir de la existencia del Guernica y de las vanguardias históricas» y subraya que el traslado carecería de sentido, no solo aquí, sino en otras partes del mundo, donde se dan estos debates, porque «los museos de arte clásico tienen una metodología, una forma de entender la historia y los de arte moderno, otra». La historia, agrega, «no puede ser cortada como una salchicha y que unos elementos pasen de un lugar a otro. El período moderno-contemporáneo tiene unas características determinadas que son las que cubre el Reina Sofía», zanja Borja-Villel.