Georges Prêtre; Una noche mágica en la memoria de Vigo

César Wonenburger

CULTURA

DIETER NAGL | Afp

El director galo falleció el pasado miércoles a los 92 años

07 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Corría el año 2011 y el festival Galicia Classics debía proponer un concierto para Vigo, por lo que se barajaron varias opciones. La principal consistía en la posibilidad de realizar un programa importante con cualquiera de las dos orquestas gallegas, algo realmente excepcional; pero a los responsables de la antigua caja de ahorros que patrocinaba el evento les pareció poco. «El público vigués se merece algo mejor, está harto de lo mismo de siempre, aquí tiene que venir una gran orquesta internacional». Se propuso entonces a la Filarmónica de La Scala de Milán, que disponía de una fecha libre, pero sobre todo por la posibilidad de traer por primera y única vez a la comunidad a uno de los grandes nombres de la música francesa, el director galo Georges Prêtre Georges Prêtre (Waziers, 1924-Navés, 2017), fallecido el pasado miércoles a los 92 años.

La propuesta cuajó enseguida. El aura mítica del teatro milanés asociada a la figura venerable de Prêtre, un anciano aún en excelente forma que había cautivado a todos hacía apenas unos meses con su segunda aparición en el Concierto de Año Nuevo de Viena, vencieron cualquier reticencia. El concierto fue un éxito, con el García Barbón abarrotado como solo en las grandes ocasiones y el público aclamando sin reservas a un feliz Prêtre. Al día siguiente, por la mañana, la gente le paraba por las calles para felicitarlo, algo habitual para él en Viena pero muy raro aquí.

La cena posterior junto a él resultó una delicia, con las anécdotas de toda una vida colaborando con los mejores, de Callas a Kraus, la Filarmónica de Viena o su amistad con Karajan y Francis Poulenc, desgranadas con vitalidad, elegancia y humor supremos. Recuerdo que nos dijo que si en Galicia se comía así él desearía poder regresar todos los años. Pero lo que jamás podremos olvidar los que asistimos a aquella única cita artística fue su manera de lograr que la música fluyera como si Respighi o Franck, pero sobre todo Jacques Offenbach, hubieran sonado aquí por primera vez, y solo fuera posible hacerlo de esa manera, natural, despojada de todo artificio, como surgida directamente desde el corazón. Descanse en paz este gran hombre.