¿Y si Stanley Kubrick hubiese filmado la falsa llegada a la luna?

José Luis Losa SITGES / E. LA VOZ

CULTURA

«Operación Avalanche» relata cómo la Nasa habría engañado al mundo

15 oct 2016 . Actualizado a las 10:00 h.

Hay uno de cada quince ciudadanos que cree que Elvis Presley sigue vivo. Y por cada diez, otro piensa que el alunizaje de Armstrong y compañía en 1969 no se produjo en la realidad. Sobre una de las dos más bizarras teorías de la conspiración popular se construye Operación Avalanche, curiosa película que dirige e interpreta el canadiense Matt Johnson, como uno de los dos contratados de la CIA para escenificar en un estudio la fingida llegada a la luna. Sobre esta supuesta farsa existía ya un tan excelente como olvidado thriller de Peter Hyams, Capricornio Uno. Pero el tono de Operación Avalanche es el de una crónica, como si se tratase de filmaciones amateurs en las cuales estos dos quijotes de la guerra fría tienen ideas tan descabelladas como la de viajar a Londres y convencer a Stanley Kubrick, entonces embarcado en el rodaje de 2001. Odisea en el espacio, para que fuese el director de la meta virtual de la nave Apolo XI.

La competición oficial de esta 49.ª edición del Festival de Sitges la cerró, también con viaje planetario, un clásico mayor del certamen, el japonés Takasi Miike, a quien menos de lagarterana hemos visto hacer de todo en estas pantallas. Terraformers es un Miike intergaláctico que lleva a Marte a una tripulación a lo doce del patíbulo, para que se enfrenten a una mutación de cucarachas gigantes que permite al cineasta moverse en ese terreno, entre lo monstruoso y lo grotesco, que tanta afición le ha procurado.

Y con el ruido de la polémica arrastrado desde Cannes, el excéntrico y bien pagado Nicolas Windn Refn estrenó aquí The Neon Demon, su cuento moral sobre las esclavitudes de la pasarela y la belleza, un relato de Caperucita y lobas feroces que no duda en acercarse, en su literalidad, a la antropofagia para esclarecernos lo caro que cuesta ser muy joven y ambiciosa en el predio de las top-model. Los excesos que en Cannes generaron bastante cabreo en la sala, aquí recibieron la comprensión de un público que siempre agradece que un ojo humano sea regurgitado como un hueso de aceituna.