-¿Hemos mejorado algo con el tiempo?
-Gracias a las mujeres, sí. A los hombres nos educan en una cultura testosterónica. Las mujeres están más dispuestas a comprender. Nuestra tradición judeocristiana demoniza todo lo que tenga que ver con la felicidad. O con el cuerpo o el sexo. Somos emociones, y cuando sepamos gestionarlo más seremos mejores.
-En «Tienes hasta las 10» también reivindica un periodismo de raza, investigación... ¿Cree en él?
-En lo que no creo es en el periodismo de corta y pega. En la novela hay un homenaje a los periodistas que se jugaron la vida o morir civilmente por encontrar la verdad. Habla del final del franquismo.