Hallan en un mercadillo galo un Durero hurtado de un museo en la Segunda Guerra Mundial

G. N. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

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Un arqueólogo francés jubilado identificó y compró el grabado «María coronada por un ángel» y lo devolvió a la Staatsgalerie Stuttgart

07 ago 2016 . Actualizado a las 08:48 h.

Las azarosas peripecias de las obras de arte fuera de museos y galerías suelen estar rodeadas de granujas, falsificadores, ladrones y farsantes. Rara vez incluyen la intervención de un ángel. Pero ocurrió recientemente en Francia, en un rastrillo de Sarrebourg, en la Lorena. Allí, en uno de sus merodeos, un arqueólogo francés jubilado se topó por azar un grabado de madurez del genio renacentista alemán Alberto Durero (Núremberg, 1471-1528) datado en 1520: Maria von einem Engel gekrönt [María coronada por un ángel]. Lo descubrió en el puesto de un vendedor que acababa de comprar el contenido de una casa de la ciudad. Según relata la agencia Afp, el aficionado, muy versado en temas de arte, detectó la preciada obra y, al inspeccionarla, observó en su parte posterior el cuño del museo alemán Staatsgalerie Stuttgart. El hombre adquirió la pieza en el mercadillo por apenas unos euros y la restituyó a su legítimo propietario, la entidad de Stuttgart, que ya ha corroborado que la lámina está «en muy buen estado». El arqueólogo francés, que «desea mantener su anonimato», explicó Anette Frankenberger, portavoz del museo, tras realizar una búsqueda en el banco de datos de obras desaparecidas, acudió «personalmente y con su mujer» a Stuttgart para devolver el grabado, que había sido hurtado (y desaparecido) a finales de la Segunda Guerra Mundial.

El grabado en bronce de Durero, agregó la portavoz, quizá «conservado envuelto en papel», antes de ser puesto en venta, «pertenecía a un antiguo teniente de alcalde de Sarrebourg», detalló la mencionada fuente.

Expertos apuntan que más de 90 obras de la colección Gurlitt serían fruto del saqueo nazi

Expertos de una fundación que analiza las obras de arte descubiertas en el apartamento de Cornelius Gurlitt en Múnich -y en su casa de Salzburgo- apuntan que hasta el momento detectaron ya 91 obras que habrían llegado a manos del coleccionista furtivo tras ser saqueadas de las casas de sus legítimos propietarios judíos durante el Tercer Reich. Según revelan medios germanos, la Fundación Alemana de Arte Perdido, avalada por el Gobierno de Merkel, ha estudiado medio centenar de obras -de un total de 1.500-, algunas de autores como Cézanne, Delacroix o Durero. La fundación investiga el origen del tesoro acumulado por Gurlitt, fallecido en el 2014. Su padre, Hildebrand Gurlitt, era un marchante que comerció con obras confiscadas por los nazis, especialmente con eso que consideraban «arte degenerado». En su intento por hallar a los dueños legítimos, el Archivo Federal de Alemania publicó a inicios de año en Internet cientos de fotos de la colección.