Los jornaleros de la gloria. Así calificaba un locutor deportivo a los ciclistas del Tour de Francia. Muchas jornadas y poca gloria para la inmensa mayoría. Historias épicas desde que en 1903 un pelotón de 59 corredores inició la primera carrera. Nada de etapas. Todo seguido. En menos de 18 horas el ganador recorrió los 467 kilómetros «en una bicicleta que pesaba 20 kilos... Sin marchas... Sin frenos... Sin asistencia... Sin médicos... Sin bicicleta de repuesto». Así lo cuenta, y lo ilustra, el francés Jan Cleijne en su primera novela gráfica, Las leyendas del Tour de Francia. Dibujante de tiras cómicas, ilustrador y gran aficionado al ciclismo, evoca sorprendentes historias de la ahora considerada la carrera por etapas más importante del mundo, pero que en su segunda edición tuvo desde espectadores que arrojaban clavos en la carretera hasta una pelea en Saint-Étienne, donde los vecinos obstruyeron al pelotón después de que pasara en cabeza un ciclista local. Claro que lo más llamativo de ese año fue que los cuatro primeros en cruzar la meta fueron descalificados ante la sospecha, muy fundada, de que habían hecho un tramo subidos a un tren de mercancías. Una obra excelente, también para quienes no son aficionados al ciclismo.