La Iglesia pretende dar a conocer y musealizar el área claustral de Salomé

xosé m. cambeiro / B. Capelán SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Algunos expertos creen que debe existir documentación clarificadora del hallazgo

21 jun 2016 . Actualizado a las 19:59 h.

La pretensión del arzobispado de Santiago, propietaria del edificio en obras que dio pie a la aparición de los restos del claustro medieval de Santa María de Salomé, es profundizar en la investigación, musealizar los hallazgos arquitectónicos y trasladar las piezas que surjan a un museo de la ciudad. Su objetivo es que los investigadores puedan analizar esta importante aportación arqueológica y darla a conocer a nivel de estudios. La posibilidad de que sea accesible al público se sitúa en un plazo más largo.

No obstante, la Iglesia solicita el apoyo de las administraciones e instituciones para poder llevar adelante este cometido. La Consellería de Cultura de la Xunta indicó ayer que la actuación que se lleva a cabo en Salomé es una acción privada de la Iglesia, que se halla en una fase inicial, y en la que al menos por ahora no debe inmiscuirse. No obstante, la Consellería ve «positivo que se avance no coñecemento destes bens» y aboga por evolucionar «na comprobación da unidade de conxunto, conformando un claustro que podería pertencer a un hospital de relixiosos, xa coñecido».

La gerente del Consorcio de Santiago, Belén Hernández, que califica el hallazgo de «primeira magnitude», estima necesario «traballar entre todos para poñermos en valor un tesouro como este» y que pueda ser apreciado por ciudadanos y visitantes.

La vinculación del claustro al Hospital está reflejada en varios estudios, tal como señala el experto y delegado de Patrimonio y Arte de la Iglesia, Mario Cotelo. Ofelia Rey, Jerónimo del Hoyo y Otilio Barreiro han llegado a esa conclusión. No obstante, el arqueólogo que investiga los hallazgos, José Suárez, considera que es aún una incógnita que es preciso despejar.

Fernando López Alsina, catedrático y especialista en la época medieval, está convencido de que, aunque escasee la documentación del medievo, sí tiene que haber referencias documentales en los siglos posteriores porque ese lugar ha estado en uso. Información de párrocos, contratos notariales, etcétera, puede ser fuentes a investigar. Alsina espera que se pueda conocer a fondo y datar el claustro. Un claustro que paradójicamente ayudaron a conservar, según Mario Cotelo, las construcciones que se han ido levantando allí.

«Espero no tener que cerrar por tener el arco y que sirva para hacer publicidad del local»

No hay mejor campaña publicitaria para un establecimiento que descubrir que posee un elemento arquitectónico de más de quinientos años. El eslogan podría perfectamente ser: Compre unos pendientes y admire un arco gótico del siglo XV. Eso debe pensar en estos momentos Laurence Schmocker, propietaria de la tienda de bisutería La Fleur de Lys, que debe su nombre a la flor que hay grabada en la piedra del arco con el que convive en el local desde que lo alquiló al Arzobispado de Santiago. El establecimiento se encuentra en el número 29 de la rúa Nova, junto a la iglesia de Santa María Salomé y en el lugar en el que se ha descubierto el antiguo claustro gótico, cuyos arcos recorren el local de Laurence y el bajo colindante, donde se situaba la librería Vetusta, ahora cerrada.

SANDRA ALONSO

«Espero que no afecte al negocio y tenga que cerrar durante unos días solo por tener el arco. Además, puede que sirva para hacer publicidad del local y atraer clientela», explica Laurence, natural de Suiza, que alquiló el establecimiento situado en la rúa Nova al Arzobispado hace casi dos años. Nunca sospechó que se tratase de una pieza de tanta importancia, pese a recibir la visita de un técnico municipal hace un año: «No sospechas que puede ser un arco gótico. Al principio pensaba que formaba parte de la antigua iglesia de Santa María Salomé, pero no podía saberlo con certeza y tampoco me preocupe demasiado por preguntar». A Laurence le parece curioso que nadie supiese hasta ahora de la existencia del misterioso claustro. «Yo tengo la licencia municipal en orden y no dice nada del arco», comenta.

En las últimas semanas sí que se produjeron más visitas de lo habitual para ver el arco gótico. «Vino el arqueólogo unas cinco veces para estudiarlo, siempre acompañado de varias personas», asegura la propietaria. Tanto ajetreo parece no preocupar en exceso a Laurence, que espera seguir desarrollando su actividad sin problemas. Es más, ya empieza a notar cierta influencia positiva: «Ya han venido varias personas a ver el arco y van a hacer un reportaje estos días».

Por otra parte, en la librería Vetusta, situada junto a La Fleur de Lys, también habría dos arcos pertenecientes al antiguo claustro gótico, pero el local permanece cerrado desde hace tiempo y por el momento no se han podido estudiar. Otro establecimiento en el que se encontraron arcos fue el antiguo bar Los Porches.