Santiago acoge una muestra de la mayor colección de alabastro

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Xoán A. soler

Las obras pertenecen al anticuario y galerista Jaime Trigo, que comenzó a recopilarlas a principios de los 70

05 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las mejores colecciones de alabastro a nivel mundial, que pertenece a Jaime Trigo, anticuario y galerista afincado en A Coruña, se expone por primera vez. Una selección de 88 piezas, de las trescientas que la conforman, se puede visitar en el Pazo de Xelmírez de Santiago hasta el 31 de octubre, lo que permite realizar un recorrido de quince siglos por el arte en este tipo de piedra decorativa, desde el siglo III al siglo XVIII.

La exposición recoge los distintos tipos de alabastro, las variadas maneras de trabajarlo y piezas de las principales escuelas que emplearon este material. Entre las obras destacan las prestigiosas representaciones de la Virgen de Trapani, de la cual Trigo tiene la colección más numerosa de España; o los relieves góticos realizados en talleres de Nottingham, uno de los focos más importantes del arte en alabastro en los últimos siglos de la Edad Media. Las obras más antiguas que pueden encontrarse datan de la época romana: un pez que identificaba a los cristianos, un gárgola y una pequeña figura de un cónsul, todas del siglo III. Las más recientes, por su parte, ya acumulan dos siglos de antigüedad. «Son piezas que demandaban gente con dinero y de mucho nivel y los artistas eran siempre excepcionales, entonces las piezas son bellísimas», explicó el propietario.

Esta colección, considerada la mayor del mundo en este material -la siguiente por tamaño conocida consta de ochenta piezas, afirmó Trigo-, comenzó a gestarse a principios de los 70. «Abrí una tienda de antigüedades y al año siguiente me planteé que tenía que hacer algo más que comprar y vender, así es como empecé», relató Jaime Trigo. La primera obra que lo conquistó por su transparencia y belleza fue un San Miguel con el demonio, del siglo XVI, que adquirió en Portugal hace más de cuatro décadas. A partir de ahí, veinte años viajando y buscando estas piezas por todo el mundo para reunir las trescientas que convierten esta colección en una referencia mundial. «Fui comprando lo que me pareció bonito. Fue un esfuerzo enorme», relató Trigo, que no puso a la venta ninguna de ellas. «Nunca vendí, porque si no me quedaba sin colección», dejó claro el anticuario. Precisamente, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, destacó en el acto inaugural la labor de Trigo por tener la «vocación e sensibilidade necesaria» para realizar un compendio de obras que superan a colecciones tan prestigiosas como la del Museo del Alabastro Italiano o la de Victoria and Albert de Londres.

Las 88 piezas que conforman la exposición El alabastro a través del tiempo. Colección Jaime Trigo están articuladas para ofrecer un sentido iconográfico -recogiendo el arte vinculado al cristianismo-, pero también para incidir en la propia singularidad de la muestra, según destacó el comisario, Ramón Yzquierdo. Así, durante el recorrido por la galería de Maximiliano de Austria y por sala de ceremonias del Pazo de Xelmírez, se pone el acento en la colección de Jaime Trigo, al ser la primera vez que se expone; y en el material, el alabastro, poco conocido y que destaca por tener una mayor blandura que el mármol, lo que permite realizar tallas muy elaboradas y con distintos efectos luminosos debido a su transparencia. Además, los trabajos se distribuyen por temáticas, reuniendo vírgenes, cristos y santos, clasificados por procedencia y épocas. También hay un apartado donde se recoge iconografía profana.

Piezas muy difíciles de conseguir actualmente al no estar en el mercado

El anticuario y galerista Jaime Trigo tiene claro cuál debe ser el futuro de su colección de obras de arte en alabastro para preservarla: un museo o una fundación, «en algún sitio abierto al público». Ahora mismo, explicó, sería imposible iniciarla como hizo hace cuatro décadas. «Hay muy pocas piezas a la venta», incidió. En España, ya no se podrían adquirir, «porque no las hay», y en otros mercados en el exterior a nivel mundial tampoco sería tarea fácil, puesto que las piezas están en manos de coleccionistas o de museos, que no se desprenden de ellas. Trigo, que asegura que no calculó el valor de las obras que posee, también considera complicado decantarse por una la amplia colección. Entre ellas, nombra la imagen de «una dama embarazada», del siglo XV.