José Bolaños, nieto de burelense y último amante de Marilyn

MARTÍN FERNÁNDEZ

CULTURA

V Televisión

Conoció a la actriz un 22 de febrero de 1962, cinco meses antes de morir, y acudió de su brazo al último acto público de ella, la gala de los Globos de Oro

05 jun 2016 . Actualizado a las 01:31 h.

Fue la mujer más anhelada del mundo. Su cuerpo tenía las medidas justas del deseo. Esta semana hubiera cumplido 90 años. Se llamaba Marilyn Monroe y un 22 de febrero de 1962, cinco meses antes de morir, conoció en México DF a José Bolaños Prado, el nieto de un emigrante de Burela que fue su último amante. Vivieron días de pasión, sexo, drogas y alcohol. Acudieron juntos al último acto público de ella, la gala de los Globos de Oro, y un mes después ella le hizo, de madrugada, su última llamada. Después, se suicidó. O la suicidaron. Sabía mucho de los Kennedy, de Sam Giancana, de la invasión de Cuba. El periodista Xavier Navaza escribió su historia en El último amante de Marilyn (Alvarellos). Bolaños nació en México en 1935 pero su abuelo era de Burela, de la Casa de Vilar. Emigró en 1870, se casó, tuvo hijos y dejó a su esposa. Su nieto se crio con la familia de su abuela materna y siempre renegó de su origen, aunque se movía con el grupo de intelectuales gallegos exiliados en México integrado por el cineasta Carlos Velo, Luis Soto (fundador de la UPG), Elixio Villaverde y otros.

Marilyn se había divorciado del dramaturgo Arthur Miller tras rodar Vidas rebeldes. Miller se casó con la fotógrafa Inge Morath en febrero de 1962 y anunció que ella estaba embarazada. Marilyn no se lo tomó bien y tres días después, agobiada por la soledad y la angustia, marchó unos días a México. Había comprado una casa en Los Ángeles y quería decorarla, según la moda, al estilo colonial. 

Atractivo y simpático

En una tienda de muebles conoció a Bolaños, de 27 años, atractivo, educado, comunista, insolente y simpático. Era guionista y realizador. Había sido alumno de la Escuela Cinematográfica de México que fundó Velo, quien, a principios de los 80, le contó la historia a Navaza en Santiago. Decía que Bolaños no servía para el cine, pero que tenía ambición e irresistibles encantos para seducir? La noche en que se conocieron, en compañía de amigos, cenaron, bebieron y bailaron hasta la madrugada en oscuros y arrebatados garitos del arrabal mexicano. Y después vivieron cuatro semanas volcánicas, de vino y rosas...

Marilyn falleció en su casa de Los Ángeles el 5 de agosto de 1962, a los 36 años. Su muerte sigue sin aclararse: barbitúricos, el FBI, la Mafia? Y Bolaños murió el 11 de junio de 1994 tras un derrame cerebral. Navaza dice que «aquel disparatado romance, saturado de alcohol y cocaína, instalado en una espiral de locura y autodestrucción, fue una sombría pesadilla que acompañó a Bolaños hasta el final». Un nieto de un emigrante de Burela que, por cierto, nunca reveló qué le dijo Marilyn en aquella última llamada telefónica, tal vez porque él mismo estaba fichado por el FBI?

El romance fue muy conocido. Incluso pudo ser recreado en el cine en el 2009 con Scarlett Johansson y Javier Bardem como protagonistas. Según portales de Hollywood, la idea se está retomando ahora, con la nueva relación de EE.UU. y Cuba, en un proyecto que mezcla los frenéticos meses finales de Marilyn con el desembarco de Bahía de Cochinos y un plan para matar a Fidel.

Solo con el libro de Navaza se supo del origen gallego de Bolaños. Velo y Soto le dieron noticia en los 80. Según Velo, Bolaños decía que su abuelo, de igual nombre y apellido, era de Burela. A lo que el cineasta y sus colegas le reprochaban su desafección por Galicia. «Non quería saber nada nin de Burela nin de Galicia. El sentíase patriota mexicano e renegaba cando lle dicían que os Bolaño eran unha importante liñaxe de Lugo, tanto na costa como no interior», explica Navaza.

La relación de los Bolaño con Burela está documentada desde 1352, sigue con el señorío que ostenta Basilio Bolaño en el siglo XVIII y llega al XIX, en que Pedro de Bolaño posee las casas del puerto, el refugio y el almacén que alquila a los marineros vascos que se dedican a la ballena. Los Bolaño, dueños de la Casa Señorial de Vilar, la vendieron en el XIX en plena crisis de la pesca.