A la relación del escritor con Galicia también se refirió, en el coloquio con el editor Eduardo Riestra, Cela Conde: «Después de publicar Pascual Duarte decía en una entrevista que quería publicar tres libros sobre Galicia: la Galicia en la que había nacido, la interior y el mar de Galicia». Y aunque no fue exactamente así, decía su hijo que lo había hecho con La Rosa, «con esa maravilla que es Mazurca para dos muertos y cuando parecía que se había acabado, porque después del Nobel Camilo no da la talla, aparece Madera de Boj, en la que, en realidad, está volviendo a Mrs. Caldwell habla con su hijo». De esta última habló Jorge Cela en su conferencia después de, con ironía celiana, desmentir algún que otro mito como que, según un autor inglés, su padre les pegaba con el cinturón: «Mi padre jamás nos pegó... Usaba tirantes». Evocó asimismo cómo en agosto de 1969, cuando se murió su hermano Rafael, a los 43 años, Camilo estaba escribiendo la esquela y le recordaron que el fallecido era ingeniero de minas. Y él espetó: «¡Qué ingeniero ni que p... en vinagre! Al otro mundo se va en pelotas». Jorge contó que había estado ayer en la tumba de su hermano y que pensó que más que Marqués de Iria-Flavia, «que lo puso por su pueblo, le habría gustado que en la lápida pusiera: escritor».
Al concluir el encuentro del Rosalía parecía haber renacido otro don Camilo, ese del «yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo».