Cuando Maya Angelou fue Marguerite

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Eric Slomanson | EFE

Libros del Asteroide recupera «Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado», la primera de la serie de novelas autobiográficas de la escritora y activista afroamericana

15 mar 2019 . Actualizado a las 17:16 h.

Maya Angelou, la escritora, la cantante, la activista en la lucha por los derechos civiles y de la mujer, fue antes Marguerite Annie Johnson. La niña que nació en 1928 en San Luis, Misuri, y se crio en un pequeño pueblo de Arkansas, no desapareció cuando Angelou adoptó su nombre artístico cuando se inició profesionalmente en la música en los clubes de calipso de San Francisco, sino que habría de reaparecer para desempeñar un papel vital en su faceta como autora literaria.

En 1960 Angelou conoció a Martin Luther King y se incorporó en cuerpo y alma al movimiento de derechos civiles. Pero el asesinato de Malcolm X primero y el del propio King en 1968 la sumieron en una profunda depresión. Como parte de un intento de terapia, su amigo James Baldwin la convenció para que escribiese una novela autobiográfica tras oírla hablar de su infancia. Angelou, que para entonces había cambiado el calipso por papeles como actriz en obras de Genet, volvió a ser Marguerite.

La primera de una serie de siete novelas autobiográficas, Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado se publicó en 1969 y aupó a su autora al éxito definitivo. En España apareció en 1993 en una traducción de Carlos Manzano que edita ahora Libros del Asteroide con la categoría de uno de los clásicos de la literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX que ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo.

El libro se mueve entre el terreno híbrido de la autobiografía y la novela de iniciación. Narrada en primera persona, la historia de Angelou es un testimonio evocador y a la vez estremecedor por momentos de lo que suponía ser mujer -niña- y negra en Estados Unidos. El novio de su madre la violó a los siete años, un abuso que aunque ocupa poco espacio en la novela, su sombra planea sobre ella de inicio a fin. En vida fue un hecho determinante: el violador fue descubierto y condenado a prisión, pero no llegó a entrar en la cárcel, ya que alguien (probablemente los tíos de la futura escritora) lo apaleó hasta la muerte. Ella se sintió tan culpable que dejó de hablar durante cinco años, una mudez que se refleja en la historia. Igual de asfixiante es el racismo de la comunidad blanca, que empapa todos los estratos, desde los niños en sus juegos a los ataques letales de miembros del Ku Klux Klan.

Este escenario le sirvió a Angelou para escribir sobre cuestiones universales: identidad y racismo, las aspiraciones vitales y la educación, la sexualidad y el feminismo. Lo hizo con gran talento literario y una franqueza inusitada para una mujer negra en su tiempo. Estas circunstancias la convirtieron en un ejemplo y un emblema. «Era importante por muchas razones. Abrió el camino de la escritura a las mujeres afroamericanas de Estados Unidos. Era generosa, posiblemente demasiado. Tenía diecinueve talentos y usaba diez. Y era verdaderamente original», la describió la premio Nobel Toni Morrison, que debutó como novelista con Ojos azules en 1970, un año después de Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado.

Otras seis novelas autobiográficas sucedieron a su gran éxito, además de libros de poesía y teatro, ensayo y un acercamiento al audiovisual con un pequeño papel en la serie raíces y la dirección de una película, La vida en el sur. En 1993 recitó un poema suyo en la investidura de Bill Clinton y Barack Obama le concedió en el 2010 la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta condecoración de Estados Unidos. El presidente detalló lo importante que había sido Angelou para su familia, un ejemplo de superación, hasta el punto de que su hermana fue bautizada como Maya. A su muerte en el 2014 se sucedieron nuevos reconocimientos que la situaron entre los clásicos del siglo XX.