Paul McCartney se lanza a la caza de derechos de canciones de los Beatles

Rita Álvarez Tudela LONDRES

CULTURA

FELIPE TRUEBA

El músico inicia acciones legales para recuperar el control de 32 temas en Estados Unidos. Según el plazo que marca la ley de EE.UU., puede ganar en el 2018

22 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una paradoja legal y musical. Paul McCartney se lanza a la caza de derechos de canciones de los Beatles. Él escribió muchos temas cuando era un joven desconocido, pero perdió el control sobre ellos. Por eso ha presentado en la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos la documentación necesaria para recuperar la autoría de 32 de las canciones de la mítica banda británica.

McCartney ha movido ficha, aunque no habrá una resolución hasta el 2018. Es entonces cuando se cumplirán 56 años desde que los temas fueron registrados en Estados Unidos. Después de ese plazo la ley permite a los escritores la oportunidad de reclamar los derechos. Si gana, McCartney solo los recuperará en suelo americano, pero no en el resto del mundo, donde seguirán en manos de la compañía Sony ATV.

Se estima que la fortuna personal de McCartney asciende a unos 730 millones de libras (876 millones de euros), una cifra que lo convierte en uno de los británicos más ricos, por lo que muchos consideran que esta maniobra legal se debe a motivos personales: las ganas del artista de sacarse una espina que ha tenido clavada durante las últimas décadas.

La mayoría de las canciones del catálogo compuesto por McCartney y John Lennon datan de entre 1962 y 1964, aunque otras corresponden a los años dorados de los Beatles. La historia se remonta a los orígenes del grupo, cuando los compositores firmaron la cesión de sus derechos de publicación con el asesoramiento de su mánager, Brian Epstein. Este los convenció para que los vendieran a productora Northern Songs para conseguir dinero, ya que en esa etapa necesitaban ingresos. Pero a los pocos años el éxito de la banda creció a un ritmo imparable a nivel mundial y aquellos derechos perdidos se convirtieron en una auténtica mina de oro.

Lennon y McCartney terminaron con una participación del 15 %, mientras que los nuevos dueños disponían del 37,5 %. George Harrison y Ringo Starr tuvieron que conformarse con un mínimo irrisorio, cifrado en un 0,8 % del total. El asunto no pasó desapercibido en la banda y Harrison lo abordó en la canción Only A Northern Song, que quiso incluir en el álbum Yellow Submarine, en 1969.

La polémica fue a más con la muerte de Epstein y el enfriamiento total de la relación entre los Beatles y los presidentes de Northern Songs, que vendieron los derechos de publicación a ATV Music sin el consentimiento del grupo por 1.800 millones de euros.

Michael Jackson

Casi veinte años más tarde, el cantante Michael Jackson adquirió el catálogo, dándole un gran disgusto a McCartney, que interpretó esta compra como la traición cruel de un compañero al consideraba un amigo. Esa decisión hizo que el músico británico rompiera su relación con el rey del pop.

Pero ha pasado el tiempo y, curiosamente, eso acerca a McCartney a sus viejas canciones, esa deuda pendiente que quiere saldar.