George Martin, el visionario que modeló el sonido de los Beatles

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

LESTER COHEN

Muere a los 90 años el británico que transformó el papel moderno del productor

10 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las canciones -y la carrera- de los Beatles habrían sido muy distintas sin él. Ni Yesterday ni Eleanor Rigby tendrían sus secciones de cuerda, ni Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band habría sido la cima creativa que transformó el formato del álbum. Y de no ser por George Martin, ni Ringo Starr habría reemplazado a Pete Best en la batería ni el grupo habría firmado por Parlophone. El entonces responsable del sello creyó en aquellos chicos que ya habían sido rechazados por Decca y Pye: vio en ellos un talento tosco con posibilidades de éxito si se pulía, aunque no se imaginaba hasta qué punto.

George Martin falleció en la madrugada de ayer a los 90 años. El primero en dar la noticia fue Ringo Starr, quien le confió la producción de sus discos en solitario, al igual que Paul McCartney para dos de sus éxitos, Pipes of Peace y Tug of War. Retomaban de esta forma una estrecha colaboración que fraguó la práctica totalidad de la discografía del cuarteto, con la única excepción de su último trabajo, Let it Be, encomendada a Phil Spector.

Martin produjo a los Beatles entre 1963 y 1969, un corto período pero que supone un largo recorrido desde su sugerencia de acelerar Please Please Me hasta las complejidades de A Day in The Life. En una época en la que el papel del productor se limitaba casi a supervisar los micrófonos en las grabaciones, Martin convirtió el estudio en un instrumento más, ampliando sus posibilidades tecnológicas y creando otras nuevas donde antes no las había.

Composición y dirección

Martin, hijo de un carpintero y una limpiadora, nació en Londres en 1926. Sus estudios de composición y dirección en la Guildhall School of Music le valieron para dotar a las canciones de los Beatles de la profundidad que proporcionaban arreglos de cuerda como los de Yesterday, una propuesta que no convencía a su compositor, McCartney, quien cambió de idea en cuanto oyó la orquestación de Martin. A medida que las habilidades creativas del grupo se desarrollaron, el productor se encargó de traducir a sonidos las nuevas atmósferas que necesitaban los temas. Para ello recurrió a la faceta más vanguardista de su formación clásica, pero sobre todo a su uso creativo de los mecanismos de grabación. Martin fue un visionario que desarrolló el papel del productor tal y como se entiende hoy. Unió dos mesas de cuatro pistas para grabar Sgt. Pepper's, cortó y ensambló cintas, alteró tiempos y frecuencias sonoras, y convirtió la mezcla final en el proceso que modelaba las canciones en versiones perfectas de sí mismas; tanto, que eran imposibles de reproducir en conciertos.

Pese al éxito de los Beatles, Martin seguía cobrando el exiguo sueldo de sus inicios, lo que lo llevó a crear su propia compañía, AIR, a la que se pudo dedicar por completo a partir de 1970 con la disolución del grupo. Además de involucrarse en las carreteras en solitario de McCartney y Starr, fue reclamado en varias ocasiones para ocuparse de recopilaciones y versiones remasterizadas de los álbumes, además de participar en documentales sobre su trabajo con el cuarteto, al que también dedicó varios libros.

Martin había dado sus primeros pasos produciendo discos cómicos de actores como Peter Ustinov o Peter Sellers. Para el cine también orquestó la banda sonora de alguno de los filmes de James Bond y en este contexto produjo Goldfinger, en la voz de Shirley Bassey. Convertido ya en un clásico, músicos tan diversos como America, Jimmy Webb, Ultravox, José Carreras o Stan Getz reclamaron sus servicios. En 1997 produjo su último gran éxito con Elton John, Candle in The Wind, el sencillo más vendido en la historia de la música.