«Fue difícil conjuntar a músicos de diferentes nacionalidades y estilos»

xosé m. cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Álvaro Ballesteros

Siente alegría por volver a dirigir la Real Filharmonía en una ciudad que se ha vuelto importante en su existencia

29 feb 2016 . Actualizado a las 10:53 h.

Helmuth Rilling es un genio de la música, y solo un genio se sienta en la entrada de un hotel en una mañana helada a fumarse un puro. «¿Ah, pero dejan fumar ahí dentro?», replica. Enfrente del NH está el Auditorio de Galicia.

-¿Qué sensación siente al retomar la batuta de la Filharmonía en su veinte aniversario?

-Es una maravilla después de veinte años volver a ver a todos estos músicos, muchos de los cuales son los mismos que estaban en aquella época. Eran muy jóvenes y hoy son maduros. Provienen de muchos países. En España hay la tradición de los músicos de viento, muy buenos. Cuerdas por aquel entonces no había. Muchos vinieron del Este de Europa, muy buenos y con una tradición musical diferente.

-Tarea difícil conjuntarlos.

-Sí, mi tarea fue unificar los estilos de esos músicos proviniendo de tantas tradiciones musicales e ideas de hacer música. Fue una tarea difícil, pero fantástica, el aunar tanta riqueza de estilos. A todos los músicos les unía una cosa: el amor a la música.

-Habrá diferencias entre aquella Real Filharmonía y la actual.

-Aún no la he visto porque hoy tengo los primeros ensayos, pero muchos de ellos son los mismos músicos y más maduros. Antes eran músicos sin experiencia. La orquesta es magnífica. Para mí es una alegría verlos y retornar a una ciudad importante en mi vida.

-¿Le ha costado elegir el programa de Bach para este concierto?

-Me parece un programa idóneo para esta orquesta, que es una orquesta de cámara grande. La música de Bach es un fondo importante, que tiene mucha polifonía, y si vemos la ciudad y la Catedral vemos que hay mucha polifonía en su arquitectura y por eso me parece bien traer a Bach.

-¿No hay peligro de que le vean un referente de Bach y no de la música?

-Espero que no. En todo caso, la música de Bach es la mejor educación que un músico puede tener y todos la aman, porque hacer Bach bien es un reto difícil, pero enriquecedor.

-¿Fue un innovador Bach?

-Naturalmente. Y también fue en su tiempo un músico que podía unir los distintos estilos existentes en la música europea. Él fue capaz de hacerlo.

-¿Ha contado los discos que lleva publicados?

-He hecho muchos, y entre ellos están todas las obras de Bach. Pero he hecho muchas otras cosas de distintos compositores.

-Hace años llevó la Real Filharmonía a Alemania con éxito.

-Porque hacía una música viva, no solo técnicamente excelente y con mucho estilo. Me acuerdo de un concierto en Salzburgo en el que la gente ovacionó grandemente la música viva e interesante de la orquesta.

-¿Se conoce la música orquestal gallega (Orquesta Sinfónica de Galicia, Real Filharmonía) por Alemania o es aún un eco lejano?

-Es lejana, pero la gente interesada conoce bien la vida musical y orquestal de aquí. La Real Filharmonía que dirigí fue un empeño muy persistente de Xerardo Estévez. Y yo al principio pensé: ¿por qué hacer una orquesta en Santiago? Pero él insistía e insistía. Y lo logró.

-Usted dejó huella aquí.

-Me agrada mucho eso. Tengo que decir también que Maximino Zumavale ha tenido mucha influencia en la música de aquí y en la fundación de la orquesta. Ha hecho muy buen trabajo. ¿Dirige muchas veces ahora?

-Sí, sí, a menudo. ¿Se reencontrará con él?

-Espero que sí. Espero verlo.

-¿Son útiles aún o de museo los instrumentos del Pórtico da Gloria?

-Algunos de museo, pero otros reconstruidos pueden tocarse.

-¿Y usted lo haría?

-Sí, sí, sí, ¿Por qué no?

-Tiene 83 años, pero está claro los genios no se retiran.

-Amo la música de forma muy profunda. No podría existir sin ella. Pero hago música con otros, con amigos que la aman como yo.

Veinte años de un elenco y el retorno de una gran figura

Hoy lunes la Real Filharmonía de Galicia está de cumpleaños y nadie mejor que su primer y afamado director para festejar los veinte primeros abriles del elenco musical. Vuelve Helmuth Rilling. La nostalgia con acento alemán y la celebridad aflorarán en una jornada en la que los melómanos están de enhorabuena. Bueno, los melómanos que puedan caber hoy en la sala Isaac Pardo del Auditorio de Galicia, sede del evento.

Y es que, además de un genio de la música, en el escenario ondeará la batuta del mayor experto desde hace décadas en la obra y la figura de Johann Sebastian Bach. La ha estudiado, la ha grabado, la ha interpretado, la ha difundido a los cuatro vientos y la ha enseñado en prestigiosos centros alemanes. La Internationale Bachakademie de Stuttgart, en su ciudad natal, es el fuste de la marca.

¿Y qué nos ha reservado Rilling para la efeméride? Pues tres piezas también de fuste dentro de la kilométrica y variada obra de Bach: el Concierto de Brandemburgo número 4 en sol mayor, el Concierto para dos Violines en re menor y la Suite para orquesta número 3, con cinco solistas de la propia Real Filharmonía de Galicia: Laurent Blaiteau, Luis Soto, James Dahlgren, Adriana Winkler y Gregori Dedobora.

El nacimiento de la orquesta gallega se remonta al 29 de febrero de 1996, cuando Rilling blandió la batuta inaugural al frente de 35 músicos (hoy son 50 de 17 nacionalidades), con el brillante director compostelano Maximino Zumalave como segundo director. Y la blandió durante cuatro años. Con el paso del tiempo la orquesta fue ganando terreno y repertorio y dos renombrados músicos siguieron la senda del director germano: Antoni Ros Marbá y Paul Daniel. Además, la han dirigido 240 maestros invitados. ¿Apetece un par de cifras más? Pues van allá 1.000 conciertos, con 560 solistas.

Pero la conmemoración del veinte cumpleaños tiene más chicha: el elenco se abre a nuevos públicos, nuevos escenarios y nuevos artistas. Buena praxis.