Muere a los 83 años el gran pianista Paul Bley, poeta libérrimo del jazz

HÉCTOR J. PORTO REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El músico canadiense fue genio, maestro y referencia de la improvisación y tocó con lo más granado del llamado «free jazz»

06 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El pianista Paul Bley, uno de los músicos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX y uno de los principales referentes de la improvisación -«el mejor alimento para el cerebro del oyente», solía decir-, el poeta libérrimo del jazz, el explorador del silencio sin límites, falleció el pasado domingo a los 83 años en su vivienda rodeado de su familia, según informó ayer el rotativo Ottawa Citizen, que citaba como fuente a la hija del músico canadiense. En sus más de 50 años de carrera, Bley fraguó una sonoridad perfectamente identificable, única, publicó más de 150 grabaciones y tocó con lo más granado del llamado free jazz. En esta senda, fueron fundamentales sus colaboraciones tempranas con músicos de la talla de Charlie Parker y Ornette Coleman, entre inicios y finales de la década de los 50. También su primer trío, integrado en 1953 con Charles Mingus y Art Blakey, fue clave.

Nacido en Montreal, estudió siendo un niño música clásica y violín; dio sus primeros recitales con 5 años. Enseguida descubrió el piano y se introdujo en el universo del jazz, pero su formación clásica ya no abandonaría su pentagrama. Fue un genio absolutamente precoz. Con 13 años formó su propia banda y actuó en clubes. Con 17 dio el salto gracias al pianista también de Montreal Oscar Peterson.

Bley está considerado como uno de los pianistas de vanguardia más innovadores de su tiempo. «No tocar nada que hayas tocado antes» era una de sus máximas. Creó junto a otros colegas la asociación de compositores de jazz (Jazz Composers Guild), y sus parejas Carla Bley y Annette Peacock colaboraron con él, que interpretó sus músicas.

Su último disco apareció en el 2014, Play Blue: Oslo Concert, aunque se trata de un directo del 2008. Lo editó también ECM, como uno de sus trabajos más renombrados Open, to Love (1972).