El músico Albert Pla novela en su debut una cómica gira por España

H. J. PORTO REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

CORRAL

La odisea quijotesca de un cantante uruguayo comienza en Santiago. Hasta el quinto capítulo no abandona Galicia

08 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Albert Pla (Sabadell, 1966) se mueve siempre en el filo de la provocación. Su música ha cautivado al público por una lúcida poesía aplicada, en términos generales, a la narración de lo extremo. Su posición crítica no le ha permitido casarse con nadie, y menos cuando alguien ha querido apropiárselo para una determinada causa. Él clama contra el borreguismo y las convenciones, y es verdad que esa filosofía lo ha envuelto con frecuencia en polémicas (hasta la censura ha padecido) que no busca por la mano pero que (a veces alegremente, a veces aburrido) tampoco rehúye.

Debuta ahora en la novela con un título que no dejará indiferentes, otra de sus provocaciones. España de mierda (Roca) ya luce en su misma portada como reclamo iconoclasta un híbrido que disgustará a casi todos los puristas -cosa que él en su radical heterodoxia nunca fue-: una bandera que mezcla la estelada catalana independentista con la rojigualda nacional. Por no añadir que ha escrito este libro originalmente en castellano, quizá una advertencia como aquella que lanzaba en respuesta a quienes se interesaban por su no comparecencia en la gran cadena humana independentista de la Diada del 2013: no pudo porque «estaba cantando en castellano en el Poble Espanyol de Barcelona en una fiesta charnega».

Su estreno narrativo viene siendo el relato de la cómica -¿hilarante?, ¿canalla?- gira por España que emprende un joven músico uruguayo, Raúl Gadea, acompañado de Tito, su representante y un madrileño muy de Lavapiés. La pareja toma enseguida tintes quijotescos, desde el inicio de la aventura, que echa a andar en Compostela, ante la mismísima catedral, cuya belleza no atinan a comprender. En esa maravillada actitud, como caídos del cielo -como marcianos, especialmente, el cantante-, se moverán en su «Camino de Santiago, pero al revés», lo que vira su perspectiva hacia el terreno de lo absurdo. Hasta el quinto capítulo no abandonan Galicia camino de Ponferrada y con la vista puesta en... Algeciras. Y no se conformarán con el sur de España.

Un fresco del país que no agradará a los políticamente correctos.