La industria cultural respira con un alza del 25% en las ventas de música

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

CULTURA

XOAN CARLOS GIL

Mientras el cine experimentó un incremento del 14% en la compra de entradas, la ópera, la danza y los conciertos siguen sin levantar cabeza

28 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La industria cultural parece salir del atolladero. Los autores del anuario de la Fundación SGAE sobre las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales aprecian síntomas de mejora, aunque los avances son aún muy «tímidos». Aun así, da cuenta de incrementos de público y recaudación en el cine y el teatro, mayores ventas en la música grabada y el vídeo y un alza notable de la publicidad en televisión. Los progresos suponen una recuperación de una «parte bien pequeña de lo perdido desde el 2008». No salen del agujero la danza, la ópera y la música clásica, como tampoco ve la luz la música popular. Es cierto que los conciertos de rock, jazz, pop y demás géneros modernos obtuvieron mayores ingresos, pero ello se debe al tirón de festivales y grandes eventos. La recuperación es incipiente, aunque en el terreno de la música grabada es donde más se nota el cambio de tendencia. Las ventas aumentaron un 25%, si bien se partía de un mercado devastado, con una caída del 56% desde el 2008. En el 2014 se cosecharon unos ingresos de 149,9 millones de euros, frente a los 119,8 millones del 2013.

El avance del mercado digital es muy significativo y representa el 42% del valor de todas las ventas. Aun así, los creadores no han logrado monetizar la importante presencia de la música en Internet. Un 94% de las descargas son gratuitas. Por supuesto, no todas son ilegales, pero la erosión de la piratería sigue siendo muy acusada. La emisión en continuo de música es la modalidad digital que más aumenta respecto al año anterior, hasta el punto de que crece un 49%.

«Ocho apellidos vascos»

La caída de espectadores cinematográficos comenzó en el 2005 y se agudizó con la irrupción de la crisis. Sin embargo, por fin en el 2014 se advierte una mejora. Se vendieron 88,1 millones de entradas, lo que supone un incremento del 14,8% respecto al 2013, lo que reportó unos ingresos de 520,6 millones de euros (un 4,3% más). La cifra de espectadores fue muy elevada, y se cifró en 13,7 millones en el 2014, con un incremento del 6,5%. Pese al buen dato, la magnífica audiencia responde en gran medida al éxito de Ocho apellidos vascos, que llevó a las salas nada menos que a 9,2 millones de personas.

No conviene lanzar las campanas al vuelo. El número de sesiones bajó y lo mismo sucedió con el de pantallas, que se redujeron un 4%. Parece que se ha tocado fondo, pero hay males estructurales. Fallan los canales de exhibición, lo que hace que estupendas películas solo suelen puedan ser vistas en festivales o en circuitos reducidos. A ello se suma que con un IVA del 21% cunda la peligrosa idea de que el cine es un producto de lujo. Además, la política del Gobierno no ayuda. El presidente de la SGAE, José Luis Acosta, se quejó de desprecio del Gobierno hacia la cultura, cuando su industria genera un volumen de negocio superior a la siderúrgica, por ejemplo.

La asistencia al teatro también registró un incremento, pasando de 11 millones de espectadores a 12 millones el año pasado, lo que supone un alza del 8,2%. Ello se tradujo en un crecimiento de la recaudación, que pasó de los 168,6 millones obtenidos en el 2013 a los 181,3 millones correspondientes al 2014, es decir, un progreso del 7,5%. No obstante, la Fundación SGAE insiste en que estos datos incluyen el IVA, cuyo tipo impositivo aumentó del 8% al 21% en septiembre del 2012.

Sigue sin solucionarse el problema de la piratería. No en balde, el 87,94% de los contenidos que se descargan tienen origen ilícito. Es difícil de estimar el impacto de la descarga ilegal, aunque algunas estimaciones cifran en 571 millones de euros la cantidad que dejó de ingresar el cine español por culpa de la piratería.