Orson Welles, la vigencia de un genio

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Restauraciones de varios filmes y numerosas publicaciones conmemoran en el centenario de su nacimiento su contribución al arte cinematográfico

20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A punto de cumplirse el próximo octubre los 30 años de su fallecimiento, y poco después de conmemorar el centenario de su nacimiento, en mayo pasado, pareciese que Orson Welles (1915-1985) no se haya ido nunca. Si bien la memoria cinematográfica le mantiene en su pedestal de grande del séptimo arte, las efemérides renuevan el interés por su obra y por su vida a niveles extraordinarios, sin que a ello permanezca ajeno España, un país con el que el cineasta de Wisconsin mantenía una relación especial, tanta que sus cenizas reposan desde 1987 en tierras malagueñas de Ronda, en un pozo de la finca El Recreo de San Cayetano, propiedad de quien fue también su amigo personal, el torero Antonio Ordóñez. En España rodó, gracias a la paciencia del productor Emiliano Piedra, su memorable filme Campanadas a medianoche, estrenado en 1965. Recientemente restaurado en Gran Bretaña, con motivo de su medio siglo de vida, para los diálogos del guion habían contratado al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, aunque finalmente no los incluyeron. También entre España, México e Italia, de 1957 a 1963, rodó su inacabada y peculiar versión de don Quijote, que finalmente remontó el realizador Jesús Franco para la sevillana Expo 92 y que acaba de ser reeditado en deuvedé, acompañado del documental Orson Welles y Goya, de Emilio Ruiz Barrachina.

Por su parte, el pasado festival de Cannes, en su sección Cannes Classics, exhibió impecables restauraciones de tres de sus películas escaneadas en 4K, destinadas a su reposición en salas y a comercializarse en ediciones especiales para el home cinema. Abría el ciclo la imprescindible Ciudadano Kane (1941), apadrinada por Warner en el costoso proceso de reconstituir la imagen «a partir de tres interpositivos en blanco y negro de grano fino sobre soporte de nitrato», al haberse perdido el negativo original. También El tercer hombre (1949), promovida por Studiocanal y que, ante la carencia del soporte de origen, hubieron de restaurar imagen a imagen. Finalmente, La dama de Shanghái (1948), en un proyecto de Park Circus para Sony Pictures, después del escaneado previo del negativo en nitrato.

A estas iniciativas se suma la del productor Frank Marshall y el director, guionista, crítico y amigo personal de Welles Peter Bogdanovich, que trabajan en la inacabada cinta The Other Side of The Wind, rodada entre 1972 y 1975, con John Huston en el papel protagonista. Su intención es presentarla el próximo año. Se puede añadir a este festival Welles la disponibilidad del primer filme dirigido en solitario por Welles en 1938, Too Much Johnson, aparecido en el 2013 en un almacén en Pordenone, Italia. Para su restauración firmaron un convenio internacional entre George Eastman House, Cineteca del Friuli, Cinemazero y, sobre todo, la Fundación Nacional Film Preservation, del Congreso de los Estados Unidos, que ahora facilita su descarga en versión restaurada.

Letras de cine

Durante este año -además de reeditarse Ciudadano Welles (Capitán Swing), aparecido en inglés en 1992 (en 1994 en castellano de la mano de Grijalbo) y que recoge casi dos décadas de conversaciones entre Bogdanovich y Welles repasando su obra-, el sector editorial español aporta este año varios títulos a su bibliografía. El primero, Mr. Arkadin (reeditado por Anagrama), novelización de Welles sobre su guion para la película homónima rodada entre 1954 y 1955 en localizaciones de España, Italia, Francia y Alemania, con el propio cineasta encarnando a Arkadin. Cuenta con un interesante prólogo del crítico Juan Cobos, amigo de Welles.

Pero quizá el libro más morboso de todos ellos sea Mis almuerzos con Orson Welles (Anagrama), que recoge sus conversaciones con el actor y director Henry Jaglom editadas por Peter Biskind, y que recuperan la transcripción de las cintas grabadas entre 1983 y 1985, hasta ahora guardadas en un garaje, y en las que un Welles deslenguado da un fino repaso a numerosos personajes de Hollywood en la mejor tradición del chismorreo y en las que no deja títere con cabeza.

En cuanto a la contribución netamente española al centenario, sobresale el tomo bellamente ilustrado El universo de Orson Welles (Notorius), que concita a 22 críticos y escritores en torno a su figura y su obra. Y, claro, Las cosas que hemos visto: Welles y Falstaff (Luces de Gálibo), en que el crítico Esteve Riambau repasa la obra wellesiana, en especial su magistral Campanadas a medianoche.