Galicia recupera las piscinas de Lisboa

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

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El arquitecto ourensano Jorge Barata remodela el histórico complejo deportivo de Os Olivais, ampliado hasta los 25.000 metros cuadrados

25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi cincuenta años después de su apertura, Lisboa vuelve a disfrutar de las piscinas de Os Olivais. La capital portuguesa ha recuperado el espacio proyectado originalmente por Eduardo Paiva y Aníbal Barros en 1967 y que ha sido restaurado y ampliado por el arquitecto gallego Jorge Barata. El grupo privado Ingesport se hizo cargo de la concesión municipal para rescatar el complejo del abandono en el que había languidecido en los últimos años, un complejo que forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones de lisboetas. «Cuando empecé a visitarlo era imposible no encontrar a alguien que hubiese aprendido a nadar allí o que hubiese conocido a su pareja», confirma Barata (Ourense, 1973). Este valor emocional, sumado al arquitectónico, marcó una actuación que por un lado restauró y adaptó los volúmenes iniciales y por otro amplió las instalaciones, todo ello desde el «máximo respeto».

Elementos característicos como la torre de saltos o los graderíos fueron rehabilitados, mientras que otros espacios de la construcción inicial fueron despojados de añadidos poco afortunados y se les instaló funcionalidades como aire acondicionado. La antigua cafetería al aire libre se acristaló y ahora acoge una sala de bicicletas, la piscina al aire libre ahora está al resguardo de una cubierta de madera y se han incrementado los terrenos de práctica deportiva hasta un total de 25.000 metros cuadrados, con una inversión global de 7,5 millones de euros.

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La concepción que Barata tiene de Os Olivais es de un punto de encuentro social y su tratamiento del espacio ha sido el de una zona de carácter público. «A veces pensamos en el deporte como algo para cuatro cachas y es todo lo contrario: aquí vienen tanto niños de dos años a aprender natación como jubilados», resume el arquitecto esa vocación colectiva y diversa del lugar. En este sentido, Barata, que ya ha construido instalaciones deportivas en lugares tan distantes como México o Perú, toma nota de las peculiaridades culturales que rodean algo que en principio parece tan universal como el deporte. «Pasa por ejemplo con las saunas, que en México sería impensable hacerlas de carácter mixto». El mismo país es también ejemplo de adaptación al lugar y al clima, ya que allí ha construido en áreas tan distintas como las playas de Baja California y la selva de Chiapas.

Barata acaba de inaugurar también otra obra, el nuevo edificio judicial de Ourense, un proyecto que por función y simbolismo está muy alejado de la dimensión lúdica de un complejo deportivo. Barata, con sus colegas Juan Iglesias e Iván López asumió la dirección de obra de un proyecto del estudio Gil Lago Fidalgo, que refleja con su sobriedad y rigor la imparcialidad propia de la Justicia, aunque, como subraya el arquitecto, «su luminosidad hace que su interior sea mucho más amable». Después de estas dos conclusiones, Barata se dispone ahora a reformar las piscinas municipales de Salamanca a iniciar una vivienda unifamiliar en Ourense, que le hace «tanta ilusión como una gran obra».