Mons y Pilsen inician su reinado como capitales europeas de la cultura

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

CULTURA

La ciudad belga exhibe su patrimonio histórico y la urbe checa convierte sus espacios públicos e industriales en centros de intercambio artístico

25 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pilsen, ¡ábrela!». No es una invitación a degustar una de esas célebres cervezas pale lager de aroma y gusto amargo. Es el distintivo que ha adoptado la ciudad checa de Pilsen para invitar a autóctonos y forasteros a celebrar este 2015 la capitalidad europea de la cultura que le han otorgado las instituciones comunitarias: «Es el comienzo de una nueva vida cultural», aseguran los organizadores que llevan años preparándose para este momento, habilitando los espacios industriales abandonados de la ciudad, otrora dinámicos, para convertirlos en auténticos centros de intercambio artístico. Pilsen no reinará sola. Compartirá el trono con Mons. La pequeña ciudad situada en la antigua zona minera del sur de Bélgica aspira con el galardón a dar un impulso definitivo a su economía, situando la urbe a la vanguardia de las tecnologías, la cultura y los negocios en una región, la valona, especialmente deprimida.

El comité de trece expertos europeos que se encargaron de seleccionar las candidaturas ganadoras ha valorado la tradición, la promoción de valores europeos y el patrimonio cultural de ambas urbes. El potencial creativo y la participación ciudadana inclinaron definitivamente la balanza a su favor.

Del carbón a la tecnología

El campanario de Mons (87 metros de altura) fue testigo ayer de la llegada de miles de visitantes que acudieron a la ciudad belga para disfrutar de los espectáculos de música, fuegos artificiales y bailes con los que se dio la bienvenida a la capitalidad europea. Por delante se presentan meses frenéticos para esta villa de 100.000 habitantes: 300 actos culturales y más de 1.000 actividades apoyadas por otras 18 ciudades europeas enfocadas a proyectar hacia el exterior la historia y patrimonio de una localidad que ha cambiado el carbón por las tecnologías más vanguardistas. No en vano, compañías como Google, Microsoft o IBM ya se han instalado en el Digital Innovation Valley de la ciudad.

Algunas infraestructuras se han puesto a punto para la ocasión y otras abrirán próximamente sus puertas: El nuevo teatro Le Manège, el Centro de Congresos para los negocios, el Museo de Bellas Artes (BAM), el tecnológico Museo François Duesberg o el Mundaneum, un espacio dedicado a los pioneros belgas de los buscadores digitales. Siguen pendientes de la conclusión de la estación multimodal, obra del arquitecto Santiago Calatrava, que unirá el caso histórico medieval con la zona moderna.

Dentro del programa cultural se enmarca la esperadísima exposición en el BAM sobre el genial pintor Vincent van Gogh, del que se conmemoran los 125 años de su muerte. El holandés se inspiró en las zonas mineras que rodean Mons para dar forma a las pinturas del período oscuro. El sufrimiento y las pésimas condiciones de vida en las que vivían los trabajadores mineros en estas tierras conmovieron profundamente al artista. Otro espacio está reservado para el poeta francés Paul Verlaine. Ingresó en la cárcel de Mons en el año 1873 tras disparar a su amante Rimbaud. De esa etapa se conservan los versos más intensos y melancólicos del autor.

No solo los artistas han dejado su huella en Mons. Uno de los capítulos más oscuros de la historia europea tuvo lugar aquí: La primera batalla entre británicos y alemanes en la Gran Guerra (1914-1918). La ciudad fue la última en ser liberada por los aliados. El idílico cementerio militar de Saint-Symphorien es hoy un espacio de reconciliación entre los caídos de ambos bandos. El Mons Memorial Museum hace un repaso de las dos guerras que asolaron el continente en el siglo XX.

Más alejadas de la ciudad están las minas neolíticas de sílex, Patrimonio de la Humanidad, y la antigua mina Grand-Horm del industrial belga Henri de Gorge, un símbolo de la tradición carbonera del sur de Bélgica. La infraestructura ha sido renovada y acoge un museo de artes y diseño.