Nixon, el Tío Sam y el Fantasma comunista

La Voz

CULTURA

Robert Coover (Iowa, 1932).
Robert Coover (Iowa, 1932).

22 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Pynchon, en su complejidad única, no ha dado paso a demasiados legatarios. ¡Difícil herencia! Quizá el malogrado David Foster Wallace era el más legítimo y el mejor, apunta el profesor Liste. Pero sí ha coincidido o sucedido Pynchon a espíritus paralelos como John Barth, Gaddis, Barthelme, Gass, Brautigan, Richard Fariña, Jim Dodge, Vonnegut, DeLillo... «Más que herederos, son todos contemporáneos que responden de manera similar al mundo actual y sus estructuras de poder». No sería desacertado situar entre ellos a Robert Coover (Iowa, 1932), de quien el sello malagueño Pálido Fuego acaba de editar una de sus novelas más relevantes, La hoguera pública (1977, solo cuatro años después de El arco iris de gravedad). En ella la conspiración pública aparece encarnada en un personaje histórico real, el aquí ambicioso, taimado y febril vicepresidente Richard Nixon, obsesionado como el presidente Eisenhower con el maldito Fantasma, personificación de la pérfida amenaza del comunismo, al que enfrenta el Tío Sam, plasmación paródica de la misma psique de la paranoia americana y que recuerda a un surrealista, gruñón y malhablado vendedor ambulante en los tiempos de los pioneros del oeste americano -el paleto de dedo en ristre de los carteles de alistamiento, como lo define Gass en el prólogo-. Es plena época de la Guerra Fría y el factor desencadenante de este brutal sainete son los sucesos que llevaron a la ejecución de Julius y Ethel Rosenberg condenados como espías que vendieron los secretos de la bomba atómica al Gobierno soviético. Como recuerda el editor malagueño José Luis Amores, la novela fue publicada por Viking Press solo porque el abogado de la editora estaba de vacaciones. Nada más aparecer y acceder a la lista de más vendidos en The New York Times, el miedo llevó al sello a retirarla de las librerías y el catálogo. Y no regresó a las estanterías hasta veinte años después.