Los retos del siglo XXI para una Academia tricentenaria

héctor j. porto / xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

La RAE buscará estabilizar su situación financiera con una sociedad de gestión que rentabilizará sus productos y servicios, como su diccionario

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La Real Academia Española, fundada en 1713, acaba de abrir una nueva etapa esta semana con la elección de Darío Villanueva (Vilalba, 1950) como director. Una etapa que establece una «transición fluida» con la anterior, en la que el ex rector de la Universidade de Santiago ya ejerció como secretario. No obstante, los próximos cuatro años son cruciales para la institución, que afronta una situación económica de déficit debido a la caída de la asignación del Estado, el descenso de ventas de obras de la RAE y la dificultad para establecer patrocinios. La Academia ha diseñado un plan estratégico y una sociedad de gestión para desarrollarlo: la rentabilización de sus diccionarios, ortografías y gramáticas, así como otros servicios, son la clave para lograr la estabilidad financiera. «La Academia tiene que encontrar una sostenibilidad económica basándose en un sistema de gestión de sus recursos y de sus productos», explica Villanueva.

Sociedad de gestión

Criterio empresarial. La Academia, recuerda el nuevo director, no es una empresa, pero en este contexto debe actuar con la mentalidad de una y a la vez «preservar su identidad singular». Para ello ha constituido una sociedad de gestión que ejecutará el plan estratégico ya aprobado, cuya implementación coincide con los cuatro años que tiene ante sí Villanueva como director. Estará formada por personal de la RAE y trabajará bajo su director y un consejo de administración constituido por académicos con el objetivo de «rentabilizar los productos y servicios de la Academia» con mentalidad empresarial. Un ejemplo de ello son las negociaciones necesarias para la comercialización de aplicaciones para teléfonos móviles y tabletas, que pueden redundar en un «beneficio económico» de «cifras muy significativas».

El diccionario, la estrella

Prioridad para la edición digital. El Diccionario es la piedra angular de los productos que ofrece la Academia, pero, como otros del ámbito editorial, se ha visto afectado por la caída de ventas, a la vez que se han disparado las consultas en Internet, donde la RAE mantiene un acceso gratuito. En este contexto, los académicos quieren repensar el papel y la presencia de la obra, y para ello han celebrado un simposio con especialistas. «Será un planteamiento absolutamente novedoso», anticipa Villanueva sobre el que será la 24.ª edición del Diccionario, sobre el que actualmente se está decidiendo no solo cómo hacerlo sino también cómo comercializarlo y «cómo rentabilizarlo para mantener la sostenibilidad de la Academia». En principio, se le dará la vuelta al sistema actual: será digital en primera instancia y luego llegarán las versiones en papel. Las consultas seguirán siendo públicas y sin cargo, pero contribuirá económicamente con licencias a empresas de telefonía móvil o editoras de libros electrónicos, como ya se hace ahora. Pero la novedad consistirá en plantear un patrocinio que aporte financiación a cambio de beneficiarse de la extraordinaria difusión de la obra: solo el mes pasado recibió 43 millones de consultas; ese patrocinio ya se está negociando y el acuerdo podría ser inmediato.

Dimensión internacional

América. La Academia no solo pretende rentabilizar sus productos, sino que es depositaria de un valioso caudal simbólico: una lengua que comparten 500 millones de hablantes en todo el mundo. En este sentido, la entidad ejerce un poder cultural de primer orden.