El académico gallego sucede en el cargo a José Manuel Blecua, que anunció esta mañana que no optaba a la reelección
11 dic 2014 . Actualizado a las 22:39 h.La Real Academia Española ha elegido este jueves al gallego Darío Villanueva como nuevo director de la institución. El hasta ahora secretario de la RAE sucederá en el cargo a José Manuel Blecua, que esta mañana anunció que no se presentaba a la reelección.
Villanueva, que fue rector de la Universidade de Santiago de Compostela entre 1994 y el 2002, ocupaba el cargo secretario de la RAE desde el 2009 y era uno de los favoritos para asumir la dirección. Esos cinco años como secretario de la Academia le han permitido conocer en profundidad todos los trabajos que se desarrollan desde la institución e incluso ha dirigido las actividades del tercer centenario de la RAE.
Darío Villanueva ha señalado que acceder a la dirección de la RAE supone «una enorme satisfacción, un honor, y también una gran responsabilidad». A su juicio, la continuidad de la institución no corre ningún peligro, «si bien tiene conciencia de que la crisis económica general, la que afecta a todos los ciudadanos, también se refleja aquí». Para afrontar ese futuro, el académico gallego pondrá en marcha un plan estratégico que se aplicará a lo largo de los próximos cuatro años. - See more at: http://www.rae.es/noticias/dario-villanueva-elegido-director-de-la-rae#sthash.iyb8bVGE.dpuf
Gran experto en Literatura Comparada y autor de numerosos ensayos sobre diferentes escritores, Darío Villanueva (Vilalba 1950) es académico de la Lengua desde el 5 de julio del 2007, fecha en la que fue elegido para ocupar la vacante de Alonso Zamora Vicente.
El nuevo director electo, que tomará posesión en el pleno del próximo 8 de enero de 2015, se convierte en el trigésimo titular del puesto. Villanueva se suma a una lista de directores de la RAE en la que figuran nombres como el duque de Rivas, Antonio Maura, Menéndez Pidal, Dámaso Alonso, Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha y José Manuel Blecua, algo que le «abruma» y le produce «un cierto estremecimiento», y que le obliga a comportarse «con mucha discreción y con mucha humildad».