El policía pontevedrés Fernando Quevedo debuta con «Prohibido madrugar» en la novela negra

H. J. P. Redacción / La Voz

CULTURA

Quevedo, en los soportales de la Ferrería, en Pontevedra.
Quevedo, en los soportales de la Ferrería, en Pontevedra. capotillo< / span>

Escribió en solo tres o cuatro meses «Prohibido madrugar», una novela policíaca que él mismo autoeditó

16 nov 2014 . Actualizado a las 10:08 h.

Nunca lee novela negra -salvo que se tenga en cuenta que en su juventud cayó en sus manos algún libro de Agatha Christie- y no escribía una línea desde que en el instituto ganó un premio de relato corto. Es verdad que siempre tuvo «el gusanillo», pero no encontraba asunto que lo sedujese. Es Fernando Quevedo (Madrid, 1978), policía nacional destinado en la comisaría de Pontevedra al que una separación sentimental hace un par de años situó en crisis existencial y con mucho tiempo libre. «Y entonces arranqué», recuerda sonriente. Escribió en solo tres o cuatro meses Prohibido madrugar, una novela policíaca que él mismo autoeditó y le quitaron de las manos, «dos tiradas de 200 ejemplares cada una». Tanto gustó que el sello gallego Guiverny la ha publicado de nuevo y Quevedo, con la trilogía en mente, ya trabaja decidido en una segunda entrega -que quiere rematar antes de Navidades- y tiene esbozado el plan de la tercera.

Lo cierto es que la elaboración de Prohibido madrugar dejó poco espacio a la imaginación del autor, está basada en sus experiencias personales, vivencias profesionales, en casos en que ha trabajado, investigado, o en relatos y anécdotas de sus compañeros. «Son historias reales», asegura, tanto que la construcción del protagonista, el inspector gallego de la UDYCO (unidad de drogas y crimen organizado) Agustín Cortina, está inspirada directamente en un inspector que existe, al que tiene una manía especial y al que hubo gente del gremio que reconoció retratado en la letra. Admite Quevedo que para crear esa figura tan poco simpática se dejó llevar por un peculiar ánimo de venganza literaria; fue «como usar un saco de boxeo», bromea para adelantar que en las dos entregas futuras todavía lo irá corrompiendo más: «Caerá muy bajo». Pero el personaje funciona; en su nula elegancia y piedad el veterano policía de origen ourensano halla una fuerza notable.

La segunda aventura libresca introducirá a Cortina en un caso de guerra sucia contra el terrorismo, «una alegoría de la lucha contra ETA» como Prohibido madrugar lo es del combate al narcotráfico, tarea en la que Quevedo trabajó por un tiempo.

A Cortina también lo acompañará su colega Plácido Blanco, el otro inspector, jefe de un grupo de homicidios y que trata de reconducir al gallego sin éxito.

Además de su trilogía noir, el policía escritor barrunta ya una novela histórica que ha comenzado a documentar. Estará ambientada en el siglo XV y pondrá su mirada sobre unos peregrinos que cruzan Europa hacia Compostela. Y es que es un gran lector de sagas de inspiración medieval como El señor de los anillos o Juego de tronos, por no hablar de lo que le ayudó como escritor El nombre de la rosa, lo más cercano al género negro que leyó.

Quevedo es escritor de despertar tardío, pero ya no parará.