Enoc y Elías, cuyas esculturas fueron retiradas del templo hace siglos para instalar una puerta, permanecieron en una de las homilías del Liber Sancti Iacobi, compuesta para la celebración de la traslación del Apóstol, así como en manuscritos iluminados o en mapas como el de Hereford. En el de Sawley, cuatro ángeles rodean el mundo con gestos de advertencia. Esta representación, contemporánea del pórtico, es especialmente valiosa porque coloca la catedral compostelana en el confín de los tiempos. El mapa tiene en su parte superior el Paraíso, con sus cuatro ríos, y trazando una línea vertical se pasa por hitos de la humanidad como la ciudad que fundó Caín, la torre de Babel, Jerusalén y Roma, para llegar, finalmente, a Santiago. Se entendía que como la civilización ya había alcanzado los límites de Occidente, el final estaba próximo. A quien seguía físicamente el mapa hasta llegar a Compostela, el pórtico le anunciaba que «el final de su camino también era el final de la Historia».