La temporada lírica sube el telón

CRISTÓBAL MANEIRO

CULTURA

EDUARDO PEREZ

15 ago 2014 . Actualizado a las 16:05 h.

| El público que acuda a la Temporada Lírica podrá disfrutar durante los próximos diez meses de cinco óperas, un ciclo de grandes cantantes, conciertos y recitales, un programa didáctico de ópera para niños y cursos de interpretación vocal, y un extenso calendario de actividades paralelas que se inician el próximo miércoles en la Afundación Novacaixagalicia.

De los cinco títulos operísticos en el programa tres son auténticas primicias en Galicia: el Attila verdiano, uno de los dramas históricos más apreciados por el propio Verdi; La fida ninfa, para muchos la obra más bella de Vivaldi, y el Ermione de Rossini, casi inédito en España, que se ofrecerá bajo la batuta del máximo experto mundial en la materia, Alberto Zedda. Estas tres novedades se encuentran situadas entre dos de los hitos de la creación lírica de todos los tiempos, La Traviata de Verdi y La flauta mágica de Mozart.

Homenaje a Visconti

La primera llega ahora en una nueva producción con la que se rendirá homenaje a uno de los padres de la dirección escénica de ópera, Luchino Visconti. El vestuario de esta Traviata es una réplica del que el diseñador Piero Tosi realizó para el filme El Gatopardo, lo que propiciará la visita del hijo del Príncipe de Lampedusa, autor de la célebre novela, el musicólogo italiano Gioacchino Lanza Tomasi, medalla de Oro de las Bellas Artes del Gobierno de España, que abrirá el ciclo de conferencias.

El proceso que culminó con la fusión entre el Festival de Ópera de A Coruña y el Festival Mozart fue llevado con discreción. «Recibimos una invitación del alcalde para hablar sobre la transformación del festival en Temporada Lírica para que la ciudad pudiera disponer de actividad operística durante el año, como ocurre en Oviedo, Bilbao, Valencia, Las Palmas o Sevilla -explica Natalia Lamas, presidenta de Amigos de la Ópera-. Al unir sus fuerzas, tanto el Festival Mozart como el de Amigos de la Ópera podían dar lugar a un nuevo proyecto cultural de enorme atractivo», explica.

La unión culminó hace un mes con el inicio de la venta de abonos y de entradas para los espectáculos del llamado Ciclo de Otoño (habrá otros dos, en invierno y primavera). «La gente ha respondido estupendamente. Convertirnos en una Temporada era un sueño que los aficionados gallegos a la música teníamos. Aquí recibimos a público de toda Galicia y mucho que viene desde fuera».

Ahora, Amigos de la Ópera diseña la programación artística y la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) lleva las riendas administrativas. «Hemos seguido nuestros propios criterios artísticos anteponiendo la calidad por encima de todo, brindando un espacio de crecimiento y desarrollo a los intérpretes gallegos y contribuyendo a la formación del público y los artistas del futuro con más actividades», sostiene Lamas.

Entre las novedades se encuentra el ciclo Otras voces, Otros ámbitos, con conciertos gratuitos en los que destacados intérpretes ofrecerán visiones particulares: la soprano Carmen Romeu, por ejemplo, se aproximará a la canción francesa de cabaret.

La Orquesta y Coro Sinfónica de Galicia conforman los cuerpos estables de una Temporada que ofrece una combinación de grandes nombres internacionales (Philippe Jaroussky, Leo Nucci, René Pape, Bryn Terfel, Natalie Dessay, Desiree Rancatore, Lise Lindstrom, Celso Albelo, Andrea Marcon, ?) y artistas locales como los jóvenes cantantes gallegos Helena Abad, Borja Quiza, Francisco Pardo o Patricia Rodríguez, todos con actuaciones protagónicas.

«Ahora el reto es consolidar la Temporada Lírica desde el punto de vista económico: el ministerio casi no ayuda, ha rebajado al mínimo la subvención que en su día consiguió César Antonio Molina cuando era ministro, algo que no ocurre con el resto de temporadas españolas. Hemos sufrido recortes muy severos de todas las Administraciones y necesitamos implicar a los patrocinadores privados: las empresas financian las temporadas de cada región. Aquí en cambio no demuestran interés alguno por la cultura. Es un fenómeno exclusivamente gallego, muy particular», lamenta Natalia Lamas.