La arquitectura moderna española, vista en el espejo de la fotografía

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

<span lang= es-es >Català-Roca.</span> Su reportaje de 1953 sobre la casa Ugalde de Coderch y Valls fue una de las colaboraciones entre estos profesionales.
Català-Roca. Su reportaje de 1953 sobre la casa Ugalde de Coderch y Valls fue una de las colaboraciones entre estos profesionales.

Una exposición explora la relación de ambas disciplinas entre 1925 y 1965

02 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Después de la experiencia directa, la fotografía es, junto con los planos, el medio con mayor capacidad para transmitir la arquitectura. Su función documental y difusora es imprescindible, pero su valor va más allá al establecer un diálogo entre ambas disciplinas: en la primera mitad del siglo XX la vanguardia fotográfica elevó la construcción arquitectónica a la categoría de icónica, mientras que los arquitectos más avanzados entendieron rápidamente las posibilidades plásticas y comunicativas del retrato.

Es precisamente el juego de espejos que se establece en ese interesantísimo período el que explora la muestra Fotografía y arquitectura moderna en España, 1925-1965, que se abre el próximo miércoles en el Museo ICO de Madrid, donde se podrá visitar hasta el 7 de septiembre. La muestra reúne más de 250 imágenes tomadas por nombres clásicos de la fotografía, como Francesc Català-Roca o Alberto Schommer, en compañía de colegas especializados en las obras de arquitectos, nombres como Pando o Kindel, como se conocía a Joaquín del Palacio. Sus cámaras retrataron el discurso arquitectónico en toda su variedad: exteriores e interiores, detalles constructivos y estéticos, edificios y calles, escenarios de actividad humana o arquitectura pura congelada en el tiempo.

El montaje de la exposición no pone tanto el acento en la calidad fotográfica -fuera de duda, en todo caso- como en la necesidad de llamar la atención sobre el patrimonio arquitectónico fotográfico, que hasta ahora no ha recibido una atención acorde con su importancia. El listado de arquitectos reúne a representantes del Movimiento Moderno y la revitalización de la profesión tras la Guerra Civil: Sert, Torroja, Fisac, Fernández del Amo, Coderch, Corrales y los gallegos De la Sota y Vázquez Molezún. La mayoría colaboraban con diversos fotógrafos y los retratos resultantes se canalizaban a través del auge de las publicaciones, tanto auspiciadas por los colegios profesionales, los casos de Cuadernos de Arquitectura o Revista Nacional de Arquitectura, como revistas fundamentales, AC o Nueva Forma entre ellas.

La poética de De la Sota

Muchos arquitectos se encargaban de fotografiar ellos mismos sus obras y el caso paradigmático, según el comisario de la muestra, Iñaki Bergera (Vitoria, 1972), es el de Alejandro De la Sota. Gracias a su amistad con Kindel, el acceso a cámaras como las Leica o las Rollei que le proporcionaban su posición económica y su sensibilidad visual y artística, el pontevedrés realizó numerosos reportajes en blanco y negro de sus trabajos, con el resultado de una «poética especial y desprejuiciada», que hacía gala de una «naturalidad no forzada» y que establece «una continuidad magistral entre la obra proyectada, el proyecto construido y su relato visual», según Bergera. El comisario de la exposición advierte de que técnicamente las imágenes de De la Sota no estarían al mismo nivel que las de los fotógrafos profesionales, pero que lo que las hace especiales es su capacidad para «retratar atmósferas, más que objetos».

A pesar del interés manifiesto por la fotografía en sí y como medio de comunicación, la fascinación por la imagen no desviaba a estos arquitectos de su objetivo ni los arrastraba por el camino de la espectacularidad. En palabras de Miguel Fisac: «Buenas fotografías de arquitectura no es lo mismo que buena arquitectura para hacer fotografías».