Considerado por sus compañeros de infancia como un niño tímido, serio y poco aficionado a las actividades deportivas, Gabriel García Márquez inició su camino creativo a la temprana edad de los ocho años, cuando dedicaba sus ratos libres en el internado de Barranquilla en el que se encontraba a escribir poemas humorísticos y a dibujar tiras cómicas.
A pesar de que su gran pasión era la escritura, Gabriel García Márquez decidió matricularse en la carrera de derecho únicamente para complacer a su padre. Es en esta etapa cuando arrancó su andadura como periodista, colaborando en diarios como El Universal, El Heraldo y El Espectador, donde consiguió ser enviado como corresponsal a Europa en el 1955, año en el que se editó su primera novela La hojarasca, cuya trama se desarrolla en Macondo, un pueblo imaginario que años más tarde también acogería el relato de Cien años de soledad, el trabajo que lo consagró.