Artistas, músicos y otros creadores viven y trabajan en el extranjero, atraídos por mayores oportunidades formativas y laborales
27 mar 2014 . Actualizado a las 12:35 h.La emigración ha condicionado buena parte de la historia reciente de Galicia. También su cultura. Son numerosos los creadores con obra nacida en el exterior, desde la Cuba de Curros y la Venezuela de Celso Emilio, a casos actuales como las residencias en Nueva York del pintor Antonio Murado y el compositor Octavio Vázquez.
Los primeros años del siglo XXI asisten a una nueva diáspora cultural que se reparte por todos los rincones del globo, aunque hay ciudades que actúan como verdaderos imanes. Paradigma de esto es Londres, donde viven y trabajan artistas, fotógrafos, diseñadores o cineastas llegados de Galicia. Uno de ellos es la coruñesa Ana Inés Jabares Pita, que viajó para cursar un máster en escenografía y tan solo unos meses después ganó el premio británico más prestigioso de la disciplina, el Linbury Prize. Jabares eligió su máster londinense porque era el que mejor se ajustaba a sus necesidades y por la oferta cultural de la capital, especialmente en la escena. «É o lugar sagrado do teatro», confirma. «Cada vez hai máis e máis talentos galegos por Londres e polo mundo», añade. Muchos de ellos crean redes de apoyo o colectivos creativos.
Susana Sanromán llegó a Londres «un poco a la aventura, por curiosidad y en busca de nuevos horizontes». Desde entonces ya ha mostrado su obra, en torno a la fotografía y las performances, en una decena de exposiciones en la ciudad, y este verano también se podrá ver en Galicia, en Espasante. Para Sanromán, Londres ofrece como ventajas «la tendencia a la flexibilidad entre las diferentes ramas artísticas, caracterizadas por barreras elásticas, y artistas siempre dispuestos a redefinirlas. Esta movilidad brinda una oportunidad única al artista para desarrollar su obra de forma más autónoma y libre». Sanromán cree que ese ambiente es el que buscan muchos creadores gallegos cuando se plantean un cambio de escenario. En su opinión, «el nivel de educación de los jóvenes en España supera con creces al Reino Unido». Otra cosa es dar salida a las inquietudes. Una «oferta limitada, la falta de flexibilidad y movilidad laboral, la limitación de especialización y prácticas en los planes universitarios» son lacras que desembocan en un «desasosiego y decepción» de jóvenes que buscan alternativas en la emigración, trabajen en la cultura o en otros ámbitos.
Otro polo de atracción es Alemania, especialmente para músicos. Lo confirma el betanceiro Darío Mariño, quien, después de pasar por las orquestas Mahler y Filarmónica de Berlín, es clarinetista de la formación de la Konzerthaus berlinesa. «A música clásica está hoxe en Alemaña e Berlín é o seu máximo expoñente, con sete orquestras A, do máis alto rango dentro da organización orquestral alemá», explica. Y no está solo: enumera otros gallegos como Pablo Lago, trompa solista del teatro de Kiel; Roberto Baltar, oboe solista de la NDR de Hannover; Jesús Porta, percusión solista de la NDR de Hamburgo...
Más lejos está el cambrés Antón Carballo, quien tras sus inicios en el Conservatorio de Culleredo amplió estudios en A Coruña, el País Vasco y Londres, para luego empezar a trabajar en Oporto y, desde hace dos años, en Río de Janeiro, con la Orquestra Sinfónica Brasileira. «O meu violino lévame cada vez máis lonxe», afirma, aunque el trasiego no le impide olvidarse de los profesores cuyas enseñanzas fueron decisivas en su carrera. Para Carballo, estudiar fuera ayuda «persoal e profesionalmente», pero en la búsqueda de trabajo estable en España se topó con dificultades.
Ninguno de los cuatro se plantea volver a Galicia a medio plazo, aunque los que están en Europa cuentan con la ventaja de una relativa proximidad que facilita las visitas. Otra cosa es trabajar en lo suyo. «Para calquera persoa sería bo traballar perto da súa casa, pero existen oportunidades que non se poden deixar escapar. Sinceiramente, non sei se voltarei ou non. Estou seguindo as mellores oportunidadades», resume Carballo.