«Significa ver mi propia obra desarrollada desde que se publicó mi primer trabajo hasta el día de hoy, y me sorprende ver que muchísima, por no decir toda, la temática sigue muy vigente y es muy entendible hoy cualquier material que haya dibujado hace cincuenta o sesenta años», explica el ilustrador.
Mafalda fue un «paréntesis» de una década en los sesenta años de profesión que atesora Quino, que jamás dejó «de hacer ese tipo de páginas donde yo hablaba del monetarismo y la indiferencia frente a dramas sociales, con el agravante de que en temas de la humanidad, como dije antes, la situación no cambia», recuerda.