María Dueñas: «Este es un tributo a todas las mujeres que han peleado en la sombra»

CULTURA

«¡Chapeau por ellos!»; dueñas se quita el sombrero ante sus lectores y recibe como una grata sorpresa la gran acogida de la serie basada en su primera novela

26 ene 2014 . Actualizado a las 13:16 h.

María Dueñas ha hecho un traje a medida del gran público. Más de 5,5 millones de personas siguieron el último capítulo de la teleserie, producida por Boomerang TV, basada en la novela El tiempo entre costuras, una ópera prima que bate récords cinco años después de su publicación. En la pequeña pantalla remató esta semana airosa su trabajo Sira Quiroga, la muchacha sin oficio ni beneficio pero de habilidosos dedos a la que una Hispano-Olivetti le reventó el destino. 640 páginas y 11 capítulos televisivos han llevado al lector y espectador del Madrid de la Segunda República al corazón de un Marruecos dividido entre las potencias coloniales, y dejado a algunos con «gusto a poquito», como expresa en la página oficial en Facebook de María Dueñas uno de sus lectores. Más de 17.300 personas la siguen en esa red social, en la que la autora ha compartido paso a paso la feliz trayectoria de su primera novela. Imágenes de la serie, enlaces a episodios, coloquios y charlas con los lectores de El tiempo entre costuras mantienen viva esta historia de las de siempre que ha cautivado al público de hoy. María Dueñas, enfrascada en nuevas aventuras de las que prefiere «no revelar nada», dice que, de momento, no prevé seguir tirando del hilo.

-¿Cuando escribió «El tiempo entre costuras», imaginó que Sira Quiroga llegarían tan lejos?

-Confiaba en que la historia gustara mucho, porque tenía plena constancia de la gran calidad del trabajo realizado. Pero llegar a una audiencia tan alta ha sido una gratísima sorpresa para todos.

-Afirma que está satisfecha con la adaptación de la novela al formato de teleserie y con la interpretación de Adriana Ugarte. ¿Qué puntadas le han gustado más: la fidelidad a la novela, la ambientación, los actores, el trabajo de los guionistas?

-Todo ha sido ilusionante y emotivo. Quizás la parte con la que me quedo es la del Protectorado, porque además asistí al rodaje en Marruecos que, para mí, por razones personales, también es el escenario más entrañable de la novela. Y todos los actores se acercan muchísimo a mis ideas originales; creo que el casting fue excelente y así lo ha demostrado el resultado.

-Muchos lectores dicen haber llegado al libro gracias a conocidos y amigos. Es una historia que sigue yendo de boca oreja, de mano en mano, que se comparte en conversaciones y en redes sociales. ¿Cuál cree que ha sido la clave del éxito, cómo ha logrado poner a leer a todos los de la casa?

-Según me cuentan los lectores, la clave quizá sea una combinación entre un ritmo narrativo ágil, lleno de sorpresas y quiebros inesperados, y un componente humano que hace sentir una gran complicidad con los personajes. Si además añadimos una atmósfera seductora, pinceladas históricas y un estilo grato de digerir? pues por ahí deben de ir los tiros.

-Algunos lectores, en su mayoría hombres, advierten que el libro no es lo que parece por su portada o por el título, que podría evocar una novela costumbrista o romántica.

-Me lo han comentado a menudo. Son muchos los lectores hombres que han quedado cautivados por la historia; hombres sin prejuicios que abordan la lectura con interés independientemente de que la haya escrito una mujer, o de que en la portada aparezca una imagen femenina. ¡Chapeau por ellos!

-En una entrevista anterior con La Voz manifestaba: «Escribo con mi voz y desde mi manera de ver el mundo, sin necesidad de forzar mi palabra ni mis tramas para llegar al público femenino». Afirma que no pretende segregar por sexos a la hora de escribir. ¿No se distinguen hombres y mujeres por lo que leen, por su forma de ver el mundo y de contarlo a otros?

-Sí, claro que es así. Por lo general tenemos sensibilidades distintas, maneras diferentes de entender muchas cosas y de posicionarnos ante los acontecimientos. Pero ello no quiere decir que nuestros universos sean excluyentes: yo, personalmente, no discrimino ninguna novela por el hecho de que la haya escrito un señor y el protagonista sea masculino. Y ojalá sucediera al revés.

-En alguna ocasión ha advertido que se ha pervertido el significado real de la palabra «best-seller». ¿Qué significa en realidad? ¿Cómoda en el top de ventas?

-¡Comodísima! Un best-seller es simplemente un libro que vende mucho, independientemente de lo que cuente y de cómo lo cuente. Pero hay una tendencia absurda a asociar algo que alcanza ventas altas con una mediocre o nula calidad. A todos los que piensan así, yo les animo a que se sienten a escribir uno, porque realmente, tras vender tantos ejemplares, en el cuerpo te queda una enorme satisfacción.

-¿Qué le parece el auge de la novela romántico-erótica, más allá de «Las sombras de Grey»?

-Independientemente de mis gustos personales, me parece que no hay que despreciar a ningún autor ni ningún tipo de literatura. Y además, en estos tiempos complejos para el sector editorial, para los libreros y para la economía en general, todo aquello que sea capaz de estimular las ventas merece un reconocimiento y un respeto.

-No ha caído usted en la tentación de la trilogía, hoy tan común. Y parece que sus lectores piden más costuras...

-De momento es algo que no entra en mis planes inmediatos.

-¿Qué debe tener, en su opinión, un buen libro? ¿En verdad no existen fórmulas, trucos o combinaciones ganadoras?

-Es una pregunta que daría para una tesis doctoral, pero, simplificando mucho, diría que un buen libro es el que, por alguna razón, tiene el poder de seducir al lector.

-Le ha pasado algo parecido a lo que le ocurrió a su personaje, Sira; una máquina de escribir reventó su destino. ¿Ha cambiado este gran éxito literario su manera de vivir? ¿Convive a gusto con el éxito?

-Estoy viviendo, en efecto, una etapa muy grata y satisfactoria. Los cambios son saludables: abren nuevas perspectivas y resultan muy refrescantes. Pero yo lo vivo con los pies en el suelo y sin dejarme llevar por cantos de sirena. Asumiendo con gratitud todo lo que pueda ayudar a que mis libros lleguen a más lectores.

-¿Con qué personaje se queda usted de «El tiempo entre costuras»?, ¿con qué momento de la historia?

-Me quedo con Beigbeder como personaje histórico y con Sira, lógicamente, entre los de ficción. Y respecto a los momentos, siento una especial predilección por las escenas de aquel Marruecos vinculado a mi familia, a mi propia historia.

-Sira es más que un personaje. ¿También un modo de hacer visible la labor de muchas mujeres que han trabajado en la sombra, como las que cosen durante horas en el taller de doña Manuela?

-Por supuesto. La novela, de hecho, rinde un tributo consciente a todas esas mujeres anónimas que a lo largo de la vida han peleado en la sombra con coraje y determinación.

-La relación madre-hija y un oficio tradicionalmente femenino que refuerza los lazos entre mujeres y va de generación en generación, como una forma casi silenciosa de dar cuerda a los días, tienen el mismo peso en su novela que los momentos de la historia que refleja «El tiempo entre costuras». ¿Cómo ha conseguido el equilibrio?

-Lograr el equilibro en todos los aspectos fue uno de mis objetivos fundamentales en la novela: equilibrio entre la ficción y la realidad, entre el deber y la voluntad, entre la inocencia y la madurez...

-Tras la publicación de «Misión Olvido», trabaja en una nueva novela... ¿Podría adelantar algo, así al bies?

-Me temo que no, lo siento... Tan solo puedo decir que avanzo por nuevos territorios cargada de ilusión. Estoy metida de lleno en una nueva aventura, pero por ahora prefiero no desvelar nada.

-Es una autora cercana a los lectores, con los que establece vínculos en redes sociales como Facebook. ¿Se puede escribir sin pensar en ellos, sin tratar de llegar al lector?

-Yo escribo poniéndome a mí misma en el lugar de los lectores. Yo misma soy mi banco de pruebas.