Pérez Galdós, a Italia; Blasco Ibáñez, a Japón

La Voz

CULTURA

10 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Hubo una época, no lejana, en que se pensó que la sensibilidad para la literatura de viajes era patrimonio de la cultura anglosajona -Laurence Sterne, Bruce Chatwin, Samuel Johnson, William Beckford,...- con honrosas excepciones en Francia y Alemania. Y Santillán, de un tiempo a esta parte, en su colección Ítacas, cual apasionado forense de CSI, está exhumando las pruebas que reconstruyen un ADN literario español fuertemente arraigado en el espíritu viajero. Nombres como Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 1843-Madrid, 1920) o Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, Francia, 1928), que por vaivenes de la moda o la política, como Pla y Ridruejo, han sido arrumbados por un indiscriminado desprestigio que mancha el realismo y el naturalismo decimonónicos en que suele enmarcárselos.

Gadir recupera sendos textos breves de viajes de Galdós (De vuelta de Italia) y Blasco Ibáñez (Japón llega meses después de la edición de China, y ambos están extraídos de su ambicioso Vuelta al mundo de un novelista) de encantadora escritura que trasladarán al lector por recorridos ensoñadores, desde la crónica apabullada de Galdós por la monumentalidad artística de las grandes ciudades italianas -en 1888, aún reciente la conquista de la unidad del país- a la sorprendente viveza poética trufada por el esfuerzo que realizó en 1923 -con Japón castigado por un terrible terremoto- el autor de Cañas y barro por penetrar una civilización tan ajena a la occidental.