Un cáncer de hígado fulminante causó la muerte a German Coppini

Oskar L. Belategui COLPISA

CULTURA

CESAR TOIMIL

Fue la voz más persona de la Movida, al frende Siniestro Total y Golpes Bajos

25 dic 2013 . Actualizado a las 22:14 h.

En aquellos años 80 de Mecano y Dire Straits, los raritos del instituto, los que el tiempo ha descubierto que merecían la pena, veneraban a un cantante de personalísima voz que hablaba del lado chungo de la vida. Las letras de Golpes Bajos eran pesimistas, grandilocuentes, profundas. Su líder no se permitía ni una sonrisa en el escenario. Las inflexiones de su voz y el tono sombrío de las canciones contrastaban con los fondos musicales techno-funk y un bajo haciendo tapping de manera compulsiva. «No mires a los ojos de la gente/me dan miedo, siempre mienten...»

Germán Coppini (Santander, 1951) falleció en Nochebuena en Madrid fulminado por un cáncer de hígado que se le detectó hace unos pocos días.

Su muerte inundó de nostalgia las redes sociales en una reivindicación de dos grupos fundamentales y periféricos de la Movida: Siniestro Total y Golpes Bajos, ambos nacidos en Vigo. Coppini pasó del gamberrismo punk a cantarle a la insatisfacción vital; de Ayatolah, no me toques la pirola a Malos tiempos para la lírica. En Golpes Bajos, Teo Cardalda ponía su talento como multiinstrumentista y Coppini la poesía y la pose. El cantante confesaría después que su voz temblorosa y teatral se debía a la gripe que padecía cuando grabaron su primera maqueta. Después no le quedó más remedio que mantenerla.

Golpes Bajos solo duraron dos años. Grabaron un EP, un álbum -A Santa Compaña (1984)- y un mini-LP, pero marcaron el pop español gracias a un sonido único. Un ojo puesto en Londres, en la poética introvertida de Joy Division, y otro en la Galicia ancestral, en la religión, las meigas y el luto. «Mientras los de la capital se tiraban el rollo y miraban hacia otros países, nosotros rescatábamos un poco lo que teníamos más cerca. Creo que, de esa manera, Golpes Bajos éramos los más modernos de todos», admitía en una entrevista.

Republicano Coppini perdió el favor del gran público en todos los proyectos que emprendió tras la disolución de Golpes Bajos. Grabó álbumes en solitario -El ladrón de Bagdad (1987), Flechas Negras (1989), Carabás (1996)-, colaboró con artistas como Nacho Cano, lo que algunos no le perdonaron -Edición limitada (1986)- y participó en el disco homenaje a Antonio Vega. Nunca encontró su lugar en el pop nacional. En 1998 Golpes Bajos se volvieron a reunir pero aquello acabó como el rosario de la aurora

El cantante no se hablaba desde entonces con Teo Cardalda, que tendría más fortuna comercial con su propio grupo, Cómplices

Coppini preparaba la presentación en directo de un nuevo disco como vocalista de los malagueños Néctar, «pop rock elegante, reflexivo y visceral», en propia definición. Casado y con tres hijos, Germán Coppini se significó políticamente y llegó a presentarse en una lista al Congreso de una coalicion de agrupaciones republicanas en 2011. Pese a sus dolencias hepáticas, participó en las mareas en defensa de la educación y la sanidad. Quedan estrofas imborrables: «Soy la sombra que has perdido al comenzar a andar...»