Santiago, única ciudad gallega que regula músicos callejeros

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Sandoval

El concello elegirá 25 artistas sobre las 67 solicitudes presentadas

21 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Todas las mañanas, sobre las siete y media, un grupo de músicos acuden al arco de la plaza del Obradoiro, en Santiago. En un ratito ventilan el cuadrante del día, en el que de forma amistosa y ordenada, el grupo se reparte las 14 horas durante las que más o menos va a estar sonando una gaita en la que probablemente es la plaza más emblemática de entre todas las que ocupan los no tan abundantes músicos callejeros que operan en Galicia. El resultado del reparto se transcribe en un papel y se guarda en una grieta entre las milenarias piedras del Obradoiro. Hasta ahora, este era el único punto en toda Galicia donde una norma no escrita regulaba la presencia de artistas callejeros. Pero las cosas van a cambiar, al menos en Compostela.

A principios de enero, el Concello de Santiago dará a conocer quiénes son los 25 artistas elegidos para ocupar las calles de la ciudad durante el primer trimestre de 2014. En ese grupo se incluirán músicos, mimos, malabaristas o cualquier otro espectáculo que de forma más o menos espontánea quiera desarrollarse en las calles de la capital. Para todos ellos la suerte está echada, porque el plazo de presentación de currículos que servirá a los munícipes para adjudicar las plazas ya finalizó. En total se presentaron 67 solicitudes, 50 de ellas correspondientes a músicos, por lo que bastantes se quedarán sin autorización.

«Se no me dan a praza, eu vou seguir tocando igual», dice un gaiteiro que acaba de abandonar el famoso arco tras hora y media de actuación. Ha valido la pena, al menos para los efímeros espectadores que desfilan por el transitado lugar. Dos gaiteiros y un percusionista, con amplia trayectoria del folk al punk, pasando por la música medieval han desarrollado un repertorio de noventa minutos que les ha reportado alrededor de 30 euros. Diez para cada uno.

«Hai cousas positivas nesta regulación -opina Pablo Pascual, un gaiteiro de Maside que lleva más de cinco años tocando en las calles de Compostela-, Amplíanse os sitios e o arco non vai estar tan saturado». Pero, en realidad los artistas callejeros no encuentran muchas ventajas más: «¿Que vai pasar cos eventuais, cos que veñen de paso e queren tocar un día ou dous?», se pregunta otro músico.

Muchos de los artistas que tocan por las calles de Santiago se han encontrado más de una vez con la Policía Local, que unas veces los entiende y otras no: «A mín botáronme dunha rúa e tiña a un mendigo pedindo moi cerca. E o policía díxome que a min me botaba porque a medicidade non estaba prohibida».

¿Regular la bohemia?

«¿Se puede regular la bohemia?», se pregunta Juan Carlos, un guitarrista de 43 años que interpreta piezas clásicas en los cantones de A Coruña. Él mismo define al gremio como «os músicos da fame», aunque su guitarra suena de maravilla: «Como uso un amplificador, solo me dejan ponerme aquí», explica. Como a la mayoría de músicos que tienen que pisar el asfalto para ganarse unos euros, Juan Carlos es contrario a regular esta actividad y afirma que hay grandes músicos en la calle. Un día cualquiera de invierno, después de tres horas largas tocando en el centro de A Coruña, Juan Carlos dice que se alegraría mucho si logra juntar veinte euros. «La verdad es que a veces no te da ni para la recarga de la batería».

Juan Carlos, como Richi, el percusionista que formaba el trío de Santiago, asegura que no tienen más ingresos que lo que sacan en la calle. Óscar, otro de los gaiteiros que se fajan bajo el arco compostelano, da clases particulares y ha conseguido vivir de la música, aunque el invierno es una época difícil para todos, que deben esperar al buen tiempo par unirse a las fiestas, festivales y verbenas. Incluso tocando en la calle, dicen, es mucho más favorable el verano que el invierno.

A Richi, que entregó su currículo y cubrió su ficha el último día del plazo en el Concello de Santiago, le dijeron que no se preocupara, que de momento no iban a cobrar tasas por tocar en la calle: «Era o que faltaba», opina. En unos días sabrá si tiene plaza.