Hallan en un convento de Cuenca dos Goyas «ocultos» desde 1775

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

El catedrático Tabar no duda de que son obras tempranas del genio aragonés

04 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Francisco de Goya es el autor de Huida a Egipto y Muerte de San Alberto de Jerusalén, dos pinturas ocultas durante más de dos siglos en el convento de las Carmelitas Descalzas de Cuenca, y que habría abocetado parcialmente antes en su legendario Cuaderno italiano. Esta es la tesis de Fernando Tabar, catedrático emérito de Didáctica de la Historia del Arte en la Universidad Complutense, que las atribuye a Goya «sin género de dudas». Así lo sostiene en Ars Magazine, revista especializada a que dirige Fernando Rayón.

«Es mi opinión, fundamentada en mi criterio y que espero se corrobore con los estudios técnicos pertinentes», sostiene Tabar, que sospechó que las pinturas religiosas eran obras tempranas de Goya desde la primera vez que las vio en el 2007, expuestas en la catedral de Cuenca. Rayón admite que cuando se atribuye una obra a un maestro siempre se demandan segundas opiniones, aunque aquí «primó el criterio de Tabar, que ha demostrado ser un buen investigador». El Museo del Prado no se ha pronunciado ni oficial ni oficiosamente, aunque a Rayón le «consta» que la pinacoteca «no alberga grandes dudas sobre la posibilidad de que ambas piezas sean de Goya». «Naturalmente que lo deseable es disponer de certezas objetivas, pero, por desgracia, ningún procedimiento técnico puede determinar a ciencia cierta que una obra es de Goya», plantea Tabar, quien ya atribuyó al pintor aragonés La Piedad y La Virgen con San Joaquín y Santa Ana, piezas de la misma época que las ahora descubiertas y cuya atribución, luego confirmada, sostuvo en exclusiva sobre su «ojo experto».

Según Tabar, las pinturas de Cuenca habrían sido realizadas entre 1772 y 1775, tras la estancia romana de un Goya «ya maduro» y poco antes de su marcha definitiva a Madrid. El catedrático asegura que ambas, de pequeño e idéntico formato -35 por 60 centímetros, «raro e inusualmente alargado»-, tienen su correlato en algunos dibujos del Cuaderno italiano, joya que se conserva en el Prado y que documenta el viaje a Italia y el buen hacer del maestro de Fuendetodos. Tabar fía también la atribución a la comparación con los bocetos del Cuaderno italiano, que anticipan algunas de las figuras que desarrolla en ambos lienzos, que considera «partes de un todo» a pesar de que los asuntos religiosos que abordan «no guarden relación».