Luz Casal: «Puedo parecer serena, pero tengo mis cosas, como todo el mundo»

CULTURA

CEDIDAS

Confiesa que es perseverante, de las que no tiran la toalla y esperan la recompensa. Jamás quiso imitar a nadie, pese a tener medio centenar de ídolos. «Todo lo que me produce emoción lo incorporo a mi vida», dice. Así gana siempre

02 dic 2013 . Actualizado a las 10:45 h.

La salida de Almas gemelas, el nuevo álbum de Luz Casal (Boimorto, 1958), tiene a su autora totalmente centrada en él. Cuando se le menciona el Premio Nacional de las Músicas Actuales, que recientemente le otorgó el Ministerio de Cultura, se muestra tajante. «El disco no necesita apoyos externos a los que la música -dice-. Vale que pueda haber generado más expectación pero, comparado con el disco, sería como maquillarse o ponerte los zapatos. Antes tienes que lavarte, vestirte... Me parece un honor, pero eso no puede oscurecer que yo estoy presentando un disco y quiero hablar de él». -¿Todavía le causa nerviosismo la salida de un trabajo?

-Más que antes.

-¿No decrece con el tiempo la implicación?

-No, la responsabilidad es mucho mayor. El compromiso, también. De pronto, te metes en aventuras que no sabes si serán bien recibidas. Eso lo complica [risas]. No es: «Venga, adelante, ya está». Todo lo contrario

-Para el primer sencillo, ha escogido un tema enérgico: «¿Por qué no vuelves amor?». ¿Pervive en usted aquel rock de su juventud?

-Es algo inevitable, sobre todo cuando aparece obvio. Otras veces es más sutil. Por ejemplo, en la canción Almas gemelas al principio era una ranchera. Luego se fue modificando y pasó más desapercibido. El rock es un género en el que caben muchas cosas, ya no es el rock n? roll clásico. Se ha contaminado por muchas otras músicas, por más texturas y más temáticas que chico-quiere-a-chica y chico-se-siente-abandonado-por-chica. Hay grandísimos mensajes e historias muy bien contadas. En mi caso, siempre aparece. Bueno, tuve el disco La pasión, que fue algo aparte.

-Siempre deambuló entre ese lado con garra y otro más sobrio.

-Son complementarios. Es como el título, Almas gemelas. Unas veces aparece más uno. Otras más el otro. No es algo que se excluyan.

-«Ella y yo» es un tema de amor insólito. Una de las amantes es el cáncer. ¿Cómo llegó a ello?

-Eso fue en principio. Luego se ha ido difuminando. Cuando digo en el estribillo «A veces se gana, las más se pierde» aludo clarísimamente a eso, a la cantidad de veces en las que el combate con la enfermedad está perdido. Pero hay otras partes de la canción, como «Únicas en el rosal / con collares de coral», con esa imagen casi idílica y perfumada, que no tienen nada que ver con la primera idea. Al final, la canción evoluciona incorporando imágenes y cosas que la hacen mucho más abierta. Si yo no hubiera dicho cómo la empecé a hacer, a lo mejor la gente pensaría que es una simple canción de amor.

-Yo no me daría cuenta jamás.

-Claro, ni tú ni nadie.

-Es una canción muy valiente. Ahí mira a la cara a la enfermedad.

-A mí me gusta en general hacer eso. No me produce temor enfrentarme a las situaciones más complicadas.

-¿Son esos temas, en los que expone tanto, las que la han convertido en un referente?

-Ya. Es la consecuencia de mucho tiempo, de 13 discos originales, de tocar a mucha gente. Es lo natural. Otra cosa es en qué condiciones. En mi caso son las mejores. La gente me respeta y me aprecia.

-¿Se siente querida?

-Sí.

-En sus conciertos se palpa devoción.

-Así es. Algunos tienen una fidelidad conmigo a prueba de bombas.

-¿Acuden a usted los seguidores?

-Sí. Yo trato de atender a la gente, aunque obviamente no puedo hacerlo con todos. Necesitaría varias vidas, pero cuando hay gente que tiene esa perseverancia de esperar a que nos duchemos, nos relajemos y todo, siempre hablo con ellos.

-Mencionaba antes de una canción de amor que escondía otra cosa. A lo largo de su carrera ha hecho muchísimas canciones de amor...

-[Interrumpe] No, permíteme que te corrija porque no estoy de acuerdo. He hecho muy pocas, en realidad. Lo que pasa es que, a veces, sentimientos distintos al que parece obvio se confunden y se interpretan de un modo diferente. Eso está bien, porque al oyente no se le puede exigir que escuche las cosas de un modo determinado. He escrito más a un sentimiento como la amistad que al amor.

-Me refería a eso: canciones de amor en apariencia pero con una doble lectura mucho más allá.

-De la típica canción de «estás en mis pensamientos y el calor que desprendo al tenerte cerca me produce felicidad» tengo más bien pocas. Y la mejor de todas es Lo eres todo. Es absoluta. ¿Qué más se puede decir? Nada.

-La edición «deluxe» del disco incluye temas en portugués, francés e italiano. ¿Ese éxito internacional pasaría sin su «Piensa en mí» con Almodóvar?

-En muchos casos fue el principio. Pero de eso hace mucho tiempo. No se hubiera sostenido si solo fuera por eso. Además, antes había ido a Suiza, Francia, Alemania, Chile, Argentina... muchos sitios.

-A los 16 años se marchó a Madrid con la idea de que quería ser cantante.

-No, ya lo era antes. Entonces lo que quería era grabar un disco.

-¿Y cuándo se dio cuenta de que lo era?

-Desde muy pequeña.

-¿Sabía que iba a dedicarse a eso?

-Sí, es una cuestión de vocación. Hay mucha gente que la tiene y la descubre muy pronto. Es una suerte porque es lo que deseas [risas]. Sabes que esa va a ser tu vida. Te vuelcas.

-¿Fue difícil dar aquel paso?

-Ponte en mi lugar. ¿Qué te parece?

-Pues creo que tuvo que echarle mucho valor, siendo tan joven.

-Fue difícil, muy difícil. Pero lo aguantas. Los inconvenientes se superan hasta que consigues lo que quieres. Le pones horas, eres perseverante y tienes una recompensa tarde o temprano. Yo no tiré la toalla a la primera.

-¿Quién era el artista que le fascinaba de joven?

-Yo más que uno, tuve medio centenar de ídolos. Comprendían todos los espectros musicales. Todo lo que me producía emoción, lo incorporaba a mi vida. Tengo una lista tan grande que, de verdad, no tienes páginas en tu periódico para incluirla [risas].

-¿No había uno de esos discos que usaba para cantar por encima?

-No, yo nunca quise ser como alguien. Cuando veía fotos de María Callas, conocía su historia y escuchaba su voz, me parecía que era una barbaridad. Pero yo no quería dedicarme a su tipo de música, ni tener amores desgarrados, ni parecerme a ella físicamente. Solo entendía que era muy fuerte. Y me llegaba.

-¿Es caprichosa como artista?

-No, para nada. No tengo nada que ver con eso que se llama diva. En el escenario puede que sí, porque la gente me viene a ver. Pero luego no tengo nada que ver con eso. No pienso que el mundo gira porque estoy yo y si no, no giraría. No me reconozco así para nada.

-Transmite una imagen sobria y serena. ¿Es usted así?

-Claro, ¿cómo se mantiene una imagen si tú no eres como esa imagen se muestra? Yo puedo ser serena, pero tengo como todo el mundo mis cosas.