¿Son las películas españolas tan malas como dice Montoro?

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

El éxito de la Fiesta del Cine aviva el debate sobre la calidad y el precio de los filmes

03 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El cine español está sumido en un incendio que comenzó en septiembre del 2012 con la subida del IVA del 8 al 21 % en el precio de la entrada, poniendo a España a la cabeza de los 17 países de la eurozona (la media está en el 10 %), por obra y gracia de Cristóbal Montoro y su Ministerio de Hacienda. El pasado octubre, el propio ministro Montoro avivó el fuego al afirmar que los problemas del cine español se relacionan también con su calidad. Vamos, que si las películas son buenas, el público paga por verlas. Lo del recorte de subvenciones y los problemas de comercialización serían para el ministro circunstancias menores.

Tal rotundidad destapó la caja de los truenos, provocando que la Academia de Cine recordase a Montoro su semejanza con los yogures por tener su cargo fecha de caducidad, mientras «la creatividad, no». El ministro, ante la intensidad de las llamas, acudió con una manguera pocos días después, afirmando que el cine español generó muchas satisfacciones y que está considerado «entre los mejores».

La polémica no ha concluido, ni mucho menos y, aunque el descenso de espectadores en salas continúa en los últimos años, algunas soluciones hay: unas pasan por un posible recorte del actual IVA y otras por iniciativas conjuntas entre distribuidores, exhibidores y sector en general, sobre todo ante el sorprendente éxito de la Fiesta del Cine, que vino a demostrar que los filmes en pantalla grande, sean o no españoles, gozan de las simpatías del público? si fuera más barato.

En todo caso, el pasado fin de semana nuestro cine colocaba tres títulos entre los diez más vistos: Zipi y Zape y el club de la canica, Las brujas de Zugarramurdi y Grand Piano, con un acumulado de casi 9 millones de euros, que se verán incrementados durante el puente.

El debate sobre la calidad es perverso, ya que no siempre coincide el valor artístico con su acogida popular. Para prueba, la respuesta masiva de algunos filmes norteamericanos que no pasarían una primera criba en ese tamiz. De ahí la trampa de la afirmación de Montoro. Está también la implicación del espectador con su propio cine, ya que mientras en Francia la media es del 30 % de apoyo a sus películas, en España rondamos el 10 %. Los quince filmes españoles estrenados desde septiembre, en opinión de este crítico, no desmerecerían en su conjunto de establecer una comparación con el made in Hollywood y su poderosa maquinaria promocional.

La calidad media

Si tomamos como referencia una fuente respetable como Filmaffinity la media de estos quince títulos sería de un 6 largo, que no está nada mal, aunque haría excepciones. La calidad de Caníbal (Manuel Martín Cuenca), como de La herida (Fernando Franco), Todas las mujeres (Mariano Barroso), Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba), e incluso Grand piano (Eugenio Mira) y Todos queremos lo mejor para ella (Mar Coll), está fuera de toda duda. En terreno intermedio, Las brujas de Zugarramurdi (De la Iglesia), La gran familia española (Sánchez Arévalo) y Mindscape (Jorge Dorado). En animación, Justin y la espada del valor (Manuel Sicilia), se ajusta al canon de su target, sin llegar a la altura de sus homólogos estadounidenses, como también las aventuras de Zipi y Zape, cuyo principal defecto radica en su simpleza. Pero Cuerpos espaciales, Asalto al poder y Runner Runner, por citar algunos productos de Hollywood ahora en cartel, son bastante peores, aunque meten mucha más gente.