José María Merino: «Esta novela me enseñó mucho sobre la condición humana»

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El jurado reconoce una historia de amor, traiciones y redención

26 oct 2013 . Actualizado a las 11:49 h.

El escritor y académico José María Merino (A Coruña, 1941) fue galardonado ayer con el Premio Nacional de Narrativa por El río del Edén. A bordo de un barco en el canal de Panamá, donde participó en el sexto Congreso Internacional de la Lengua, y vía telefónica, desgrana algunas claves de esta novela y se confiesa «muy reconfortado y estimulado» tras la sorpresa por que «un jurado diverso y muy independiente haya considerado mi libro», una historia de amor, traiciones y redención.

-Hay en la novela un cambio de tercio, hacia el realismo.

-He trabajado más la parte realista que la parte fantástica o la metaliteraria. He hecho una parábola sobre la felicidad y un homenaje al mito del edén y al arquetipo de la primera pareja. He representado la inocencia a través de un niño con síndrome de Down. He jugado con una serie de elementos que he combinado con un entorno natural que tiene mucha importancia.

-¿Cómo una novela tan marcada por la naturaleza, que parte de un viaje al alto Tajo, acaba por ser una obra tan intimista?

-Los románticos descubrieron que el paisaje hay que tratarlo como un elemento dramático más, como si tuviese personalidad propia. Siempre me ha gustado tratarlo como si fuese un personaje. En mis últimos libros, en este, sobre todo, y en el anterior también, le di mucha importancia a la fuerza del escenario natural enfrentada con las pasiones humanas, las circunstancias humanas. Y eso seguramente tiene cierto atractivo.

-La mirada inocente del niño es clave en la construcción del relato, en la catarsis de su padre, que cambia y comienza a valorar otras cosas de la vida.

-Claro. Ese niño es un ser especial, es la inocencia, y sin embargo detrás de él está todo el drama, el rechazo inicial del padre, la crisis de la pareja... Al principio no pensaba dotar al niño de esas características, pero luego dije ¡caramba!, vi que podía ser importante para crear un conflicto en la relación de pareja. Eso me llevó a estudiar el síndrome, a relacionarme con muchachos y chicas con el síndrome, para saber cómo son, y la verdad es que fue una experiencia muy grata. Me enseñó mucho. Esta novela me enseñó mucho sobre la condición humana.

-¿Tanto como el hijo al padre?

-Esa visión inocente y al mismo tiempo tan clara, y ese mundo fantástico que tiene, acaba demostrándole su equivocación al padre, que su visión del muchacho era injusta e improcedente.

-Y se reconoce en su egoísmo...

-Sí, lo cambia, y ese cambio hace que el movimiento dramático de la novela tenga un sentido.

-La sencillez y la concisión del lenguaje, y la voz en segunda persona, refuerzan la sensación de realidad, casi de no-ficción.

-Por todo ello me costó hallar la voz adecuada de la novela. Por fin descubrí que la voz era la segunda persona. Porque pensé en la tercera, luego la primera... Y me incliné por la segunda, que es por un lado muy cercana al lector y por otro lado distante. Eso me permitió tratar a los personajes con una perspectiva que al lector le puede hacer reflexionar más sutilmente sobre lo que yo propongo.