La macabra ubicación de la publicidad del biopic de la princesa de Gales, que se estrena este miércoles en París, levanta ampollas entre los británicos
01 oct 2013 . Actualizado a las 22:34 h.Los carteles promocionales de la película Diana ocupan desde hace días marquesinas, mupis y autobuses de la capital francesa con el objetivo de que ni un solo rincón de París se olvide de que este miércoles se estrena el bipic de Lady Di. Tal ha sido el despliegue publicitario de la cinta que el puente de l'Alma, donde hace 16 años falleció la exesposa del príncipe Carlos de Inglaterra, ha amanecido hoy con el rostro de Naomi Watts caracterizada como la princesa de Gales para la película de Oliver Hirschbiegel. Una macabra coincidencia que ha generado un incómodo malestar entre los medios británicos.
«Se trata de una coincidencia vinculada a la campaña masiva de carteles», comentó a la web especializada en cine Première la empresa Le Pacte, encargada de distribuir en Francia el largometraje. La compañía, que argumentó que se han colocado «varios cientos o incluso miles de carteles» en la capital francesa, se ha visto obligada a suprimir el anuncio para evitar la polémica, cuya ubicación atribuye a una «desafortunada» casualidad.
Hasta hoy, el rótulo podía verse a escasos metros de la llama del puente de l'Alma, que cruza el Sena por el centro-oeste de París y donde cada 31 de agosto los incondicionales de Diana Frances Spencer se acercan a depositar flores en el lugar exacto en el que Lady Di perdió la vida el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tráfico. Aquella noche, un Mercedes conducido por el chófer Henry Paul, en el que viajaba la princesa de Gales y su entonces pareja, Dodi Al Fayed, se estrelló contra un pilar del túnel de esa plaza cuando huía del asedio de los «paparazzi» a la llamada «princesa del pueblo». El pasado agosto, además, Scotland Yard informó de que evaluaría la credibilidad de datos nuevos que resucitan los fantasmas sobre las circunstancias que rodearon aquel accidente, siempre rodeado de teorías conspiratorias.
Uno de los acérrimos a ese tipo de elucubraciones fue Mohamed Al Fayed, expropietario de los lujosos almacenes londinenses Harrods, quien insistió en un posible complot por parte de la familia real británica y de los servicios secretos de este país para acabar con el romance entre su hijo y Lady Di. Divorciada de Carlos de Inglaterra en 1996, Diana fue una figura «incómoda» dentro de la realeza británica, nada propensa a exteriorizar sentimientos en público, y no tardó en convertirse en protagonista diaria de los medios del corazón.