Eliahu Inbal: «'Tristán e Isolda' precisa un público intelectual»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

CESAR QUIAN

El mítico músico dirige este sábado, a las 18 horas, en el Palacio de la Ópera de A Coruña, la versión para concierto de la obra de Wagner

30 abr 2019 . Actualizado a las 17:16 h.

Desayuna frente a un ventanal, mirando a la bahía coruñesa. Su mano derecha maneja el cubierto. La izquierda vuela sobre el libreto de Tristán e Isolda y se posa de vez en cuando para pasar página. Es Eliahu Inbal (Jerusalén, 1936), uno de los actuales de los mitos de la dirección de orquesta, alumno de figuras como Bernstein o Celebidache. Este sábado, a las 18 horas en el Palacio de la Ópera de A Coruña, dirige la versión en concierto de Tristán e Isolda. Con ella concluirá la programación del 61.º Festival de Ópera, cuya calidad era alabada por la prestigiosa revista inglesa Seen and heard International. Inbal desayunaba ayer dirigiendo porque hicieron «el primer ensayo con todos los cantantes, incluida Eva María [Westbroek] que debuta el papel de Isolda», y estaba pensando «qué comentarios tenía que hacerle».

En alguna ocasión este músico ha dicho que le gusta dirigir en los países latinos por la capacidad de entusiasmo de los intérpretes. Pero matiza sonriendo: «No puedo decir que no trabaje encantado también en Alemania o Austria? Y el público también puede ser muy cálido en los países nórdicos». Y es que «cada uno tiene sus cualidades: los músicos de los países del norte cuentan con una sustancia, una profundidad y un peso sonoro muy notable. En cambio, los latinos poseen una refinada sutileza, riqueza de color, mayor sensibilidad para el fraseo? Mi trabajo como director es buscar la manera de trabajar sobre aquello que falta en cada caso».

Esta vez dirige una orquesta del sur, la Sinfónica de Galicia, a la que califica como «muy seria y profesional, que se sitúa en un punto intermedio entre la ligereza de los latinos y la profundidad de las orquestas del norte. Es muy parecida a las orquestas inglesas, que son capaces de repertorios muy dispares».

En cuanto a la experiencia de hacer Tristán e Isolda, uno de los mayores exponentes de la música alemana, apunta: «Wagner disfrutaba mucho de la cultura y el modo de vida de los latinos, razón por la cual viajaba mucho por toda Italia, sobre todo Venecia. A pesar de que su música sea de carácter esencialmente germánico, la aportación de la sensibilidad latina resulta también necesaria para la interpretación de la obra. Por lo tanto, no debería ser tan diferente hacer Tristán e Isolda en un país del norte o en uno del sur».

Considera Inbal que esta es una obra sencilla en cuanto al argumento, «no hay escenas complejas. Sin embargo, musicalmente es de una gran complejidad y texto y música están indisolublemente unidos, por lo que su interpretación precisa de un trabajo intelectual considerable, tanto por parte de los intérpretes como del público».

Aunque nacido en Israel, tiene nacionalidad inglesa y apuntaba ayer que no está en contacto con la vida cotidiana de su país de origen: «Lo único que quiero es que todos puedan convivir en paz y que esa paz llegue lo antes posible». Sobre la música como elemento pacificador considera que «teóricamente» sí lo es: «Yo mismo siento cómo la música me convierte en una persona mejor. Pero la historia nos enseña que algunos de los más grandes monstruos del pasado eran también melómanos?». El amor y la muerte están muy presentes en esta ópera e Inbal acepta que se puede morir de amor, como le pasa a Tristán.