Participa mañana en el ciclo «Sons do Jofre» de Ferrol con un espectáculo en el que estará acompañada por la música de a coruña Aurora Aroca
20 sep 2013 . Actualizado a las 13:52 h.Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) es una de las voces más conocidas del panorama español de casi todas las décadas, porque su trayectoria es larga y muy variada. Canta desde que es una adolescente, en la veintena logró un éxito comercial como integrante de los grupos Álex y Christina, primero, y Christina y los Subterráneos, después. Tras unos años en silencio, en los noventa comenzó a crearse una carrera por el sendero más escarpado de la música, un lugar en el que se confiesa segura.
Rosenvinge ha tenido un verano de locos, con muchos conciertos y viajes, una combinación que adora y que aspira a mantener. Siente que tiene muchas cosas por hacer, sobre todo experimentos como el que puso en marcha hace nada en Albacete: «Las letras de las canciones están muy influenciadas por lo que leo, así que hemos juntado canciones con poemas para crear una especie de diálogo y que se vea la relación que hay entre ambos mundos».
-¿Qué sorpresa va a presentar al público que acuda a verla a Ferrol?
-Vamos a dar un concierto íntimo, en el que haré un dúo con Aurora Aroca, que toca el chelo y ahora vive en A Coruña. Y lo llamo íntimo porque lo que hacemos es tocar las canciones muy desnudas, de manera muy próxima a como empezaron, y por eso lo hacemos solo con la guitarra y el chelo, aunque podría ser también con el piano y la guitarra.
-Llega de actuar en Albacete, en un festival que pretende mezclar poesía y música. ¿Se podrá ver algo en Galicia?
-Esa es una experiencia interesante también, es un festival con Santiago Auserón, pero lo que pretendemos hacer el sábado en Galicia es un concierto y no solo con temas del último disco, sino que también habrá canciones de otras épocas y de trabajos como Que me parta un rayo.
-¿Es su primera visita a este escenario?
-No me acuerdo si había estado antes en el Jofre, pero lo que tengo claro es que he venido muchísimo a Galicia. Siempre que se presenta una oportunidad de trabajar en esa tierra la aprovecho, porque me encanta. Me gusta muchísimo esta tierra, para mí vivir en la Meseta es un poco duro y necesito los aires libres que encuentro en el norte. Este concierto es una excusa excelente para volver, para viajar, para pasear y para disfrutar de todo lo que hay por ahí.
-¿Es una aficionada a la gastronomía gallega?
-Me encanta la comida gallega; soy muy fan del pulpo á feira.
-Siempre está dando giros a su carrera, a veces casi inesperados. Y aun así el año pasado publicó un recopilatorio con Warner, la discográfica con la que rompió hace años...
-La idea salió de la propia discográfica, de Warner, y a mí me pareció un buen momento para hacer un proyecto como ese, sobre todo en el panorama actual de crisis. Se trata de un formato que funciona, porque se presenta de forma muy cuidada, con unas cajas bonitas y material adicional, libros... En este caso incluimos temas inéditos y me pareció bien porque había una buena disposición para hacerlo y la compañía estaba por la labor de poner en marcha algo muy cuidado. Así que elegí las canciones, el orden en el que se incluían y lo supervisé todo.
-¿Y volvió con Warner?
-No necesariamente, he tenido relaciones con ellos de diferentes maneras: a veces como artista y a veces han sido distribuidores de mi trabajo de diferentes modos; en otras ocasiones simplemente han comprado discos, los derechos que no tenían. Así que hay una relación muy buena, pero al final siempre es una discográfica. Entonces siempre terminas peleando por cuestiones de derechos, intentando que no te coman. En resumen, hay una relación buena artística y una relación empresarial tensa, pero eso es lo normal. Ellos viven de ese juego.
-Ha tenido un verano repleto de actuaciones, pero también preparas un nuevo disco: ¿cómo ha sido?
-Y tengo un viaje a Chile y durante el verano he acabado un nuevo disco, que es distinto y novedoso... tanto que es algo de lo que no he hablado aún. Es nuevo, porque le he dado un giro diferente a las canciones en Barcelona, donde grabamos, y está creado de manera muy distinta, hay más electrónica y un sonido mucho más psicodélico.
-¿Cómo le afecta la crisis?
-Me afecta mucho, porque con un proyecto que antes te permitía dar trabajo a ocho personas ahora se lo puedes dar solo a tres y, además, debes adaptarte a formatos pequeños y fáciles de poner en marcha. Ahora mismo se hacen muchos dúos por la crisis. En cuanto al lado creativo, también afecta a cómo escribes ahora, al fin y al cabo el artista funciona como una esponja y reelabora lo que le llega cada día en forma de música. No solo soy yo: todos los discos que se están grabando ahora llevan de alguna manera el trasfondo de la situación. De todas maneras, las crisis no siempre nos tocan de forma negativa, del hecho de que generaciones tan preparadas lo tengan tan complicado para trabajar también sale un plus de energía que puede traer cosas buenas: confío mucho en las nuevas generaciones. Creo que va a salir un movimiento artístico de personas que han tenido que labrar su senda salvando muchas complicaciones.
-¿Se notará en ese movimiento artístico nuevo que muchos han tenido que emigrar?
-Yo siempre he tenido un pie fuera, tanto en América como en Europa, y creo que eso es muy positivo. De todas formas es una situación muy distinta: por una parte está el hecho de que puedas estar abierto a salir con tu música, a tocar en cualquier país, algo que te da la opción de abrirte al mundo. Pero eso no tiene nada que ver con lo que le sucede a la gente que tiene que irse fuera a trabajar, porque es imposible un futuro aquí... Creo que eso es algo muy injusto.