«Ucrania no es un burdel» desata pasiones

josé luis losa VENECIA / E. LA VOZ

CULTURA

07 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El Lido ya no es lo que era. De eso, del decrecimiento de estrellas en la red carpet veneciana, se venía hablando después del fugaz arranque con George Clooney y de la larga espera hasta Scarlett Johansson.

Pero la cosa podía ir a peor y, claro, fue. Ayer llegaron a la Mostra las jóvenes del grupo feminista ucraniano Femen, conocidas por lucir sus pechos como arma de futuro. Presentaban en uno de los cines del Palazzo el documental Ucrania no es un burdel. Pero finalizada la proyección, la sala -¡un pase reservado a críticos!- se convirtió en un garito, un insólito tumulto de encorajinados fans que, dale que dale a la cámara, provocaban un tapón insondable, Y las Femen sin poder salir. Que tengan que llegar estas ucranianas alegres y combativas, con un docu enanito y sus senos NBA, para que se active el glamur en el penúltimo día del festival es señal algo apocalíptica.

Pero hubo vida después de las Femen. Fuera de concurso pasó un remake japonés de Sin Perdón, un untuoso y cretino plagio casi caligráfico, adaptando el wéstern al rollo samuray, de una obra capital de Clint Eastwood.

La sección oficial se cerró con un documental italiano, Sacro GRA, que se excusa en el recorrido por el anillo de autopistas saturnales que rodean Roma para hacer uno de esos documentales modalidad «todo el mundo es güeno», tan anticuado como complaciente. Y la última cinta en concurso, la argelina Les Terrasses, que hilvana cinco short cuts tremendistas en un suburbio de la bahía de Argel, no tiene pinta de influir en las quinielas del palmarés de mañana.

Cabe en este casi todo porque hay este año un jurado complejo, con Bertolucci y sus amigos Ryuichi Sakamoto y Renato Berta como grupo de poder. El mejor cine de esta Mostra proviene, de manera nítida, de cuatro películas abiertamente superiores: la norteamericana Night Moves, la alemana The Policeman Officer?s Wife, el Stray Dogs de Tsai-Ming-liang y, en menor medida, La Jalouise, de Garrel. Pero la clara favorita del público, la meliflua, buenista y antipática Philomena, del peor Stephen Frears, tiene toda la pinta de llevarse algo grande. O quién sabe si, a punto de que el Nobel de la Paz nos meta en la guerra en Siria, un León de Oro al formidable documental con Donald Rumsfeld en one man show quedaría muy pinturero.

70.ª mostra de venecia