El 70 % de los españoles afirma que no frecuentan museos

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

CULTURA

El número de visitantes que reciben estas instituciones creció en diez años de 42 a 57 millones

28 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las inmensas colas para ver una exposición en el Prado, el Thyssen o el Reina Sofía pueden inducir a engaño. Es cierto que las grandes colecciones y centros de arte suelen estar abarrotados, pero este hecho contrasta con que un 70 % de los españoles no frecuenta los museos. Pese a que el número de visitantes a estas instituciones ha crecido de forman exponencial en una década, de 42 millones a 57 millones entre los años 2000 y 2010, acudir a un museo se sigue asociando al desarrollo de una actividad cultural que incita al aprendizaje, pero también al aburrimiento y el cansancio, según reflejan las encuestas.

Quienes no pisan los museos ven a los que sí lo hacen con evidentes prejuicios. Al principio evocan rasgos positivos, como su cultura y preparación académica, pero cuando se profundiza un poco de repente surgen en el imaginario colectivo los estereotipos negativos. Así, los que tienen aversión a estas entidades endosan atributos despectivos a los visitantes de los museos, que son vistos como personas solitarias, «grises, con gafas y bohemias». No es un chiste, así figura en las respuestas de un estudio que encargó el Ministerio de Cultura. Este informe destaca que los que han visitado en el último año un museo solo representan el 30,5?%, mientras que los que han hecho hace más de un año constituyen el 33,8?% y los que se abstienen de acudir a ellos el 33,5?%. Es decir, los visitantes frecuentes de los museos encarnan el grupo más minoritario. El perfil del público que acude a estas instituciones es predominantemente femenino, mientras que la edad media es de 42 años. El prototipo responde al de una mujer, adulta joven, que trabaja y tiene estudios superiores.

Aunque en España han proliferado los grandes museos diseñados por arquitectos de renombre, como Santiago Calatrava u Óscar Niemeyer, las encuestas revelan que al público profano, poco amigo del silencio cuasi religioso que se gasta en el Prado o el Louvre, le agradan otras cosas. Al público ocasional le gustan sobremanera los pequeños museos de cera, así como otros monográficos, como los dedicados a la aviación, las motos o los saberes culinarios. El Museo de Chocolate de Astorga es el paradigma de este abultado grupo de personas poco amigas de las pinacotecas. Porque, de acuerdo con el estudio, son legión los que identifican de forma errónea la palabra museo con el centro de arte. Como ocurre ya con el cine, el público joven está desertando de las exposiciones. En los últimos años, los visitantes de 15 a 19 años y de 20 a 24 años ha descendido un 3,1 % y un 12,2?%, respectivamente.