Miles de «folkies» ya sienten morriña del Festival de Ortigueira

ana f. cuba ORTIGUEIRA / LA VOZ

CULTURA

ANGEL MANSO

La edición 29 se cierra con menos público y un ambiente «preciosísimo»

15 jul 2013 . Actualizado a las 11:20 h.

La retirada comenzó a media mañana. Miles de folkies se despidieron ayer de la 29.ª edición del Mundo Celta, el festival del sol -a los vecinos de Ortigueira les cuesta recordar un año sin lluvia- y la crisis -y ya van dos o tres-, con menos público -la organización habla de cerca de 50.000, algo inferior al año pasado; otras fuentes lo rebajan a alrededor de 40.000- y un ambiente difícil de superar -quizás por la caída de la afluencia, que certifican bares y tiendas.

Javier, fanático declarado del Festival de Ortigueira, aguantó hasta la madrugada del sábado al domingo para «escuchar a Gwendal, una vez más», y se dejó sorprender por la armónica del grupo japonés que cerró los conciertos. En el desfile de bandas de las naciones celtas echó en falta, como otros seguidores, a los escoceses. Josefa, vecina de la villa de 81 años, observó la marcha de unos 300 gaiteiros desde el sofá de su casa, mientras los festivaleros buscaban la sombra, con las mochilas y las tiendas a cuestas, con «algo de morriña» por la despedida.

Voluntarios malagueños

Cerca de 60 voluntarios de Protección Civil de varios pueblos malagueños han colaborado con la agrupación local durante estos días. «El ambiente es preciosísimo, el tiempo, magnífico, la gente superagradable, nos hacen caso cuando les regañamos...», comenta una veterana del festival, tras cinco años controlando cruces y pendiente de las emergencias. De la vigilancia privada se ha ocupado la empresa monfortina Alcor Seguridad y la Policía Local y la Guardia Civil han reforzado el servicio durante estos días, sin apenas incidencias.

Raquel, de Viana do Bolo, y su amigo Sergio, madrileño, con la piel enrojecida por el sol, ya piensan en «la fiesta» del 2014. Una pareja de Fornelos, apasionada de la música tradicional, se queja del cartel, «con pouco nivel para ser un festival internacional». Otros protestan por las prohibiciones, «cada vez máis», «disuasorias», opinan. Y Sheila y Lidia, cacereñas, agotadas, que no hartas, de tanta juerga, hablan de «una experiencia genial, por los conciertos, la acampada, la gente...». ¿Ligar? «Buá, buá... ahí sí habría que mejorar».