Muere Sara Montiel: adiós a Saritísima, la última diva

Beatriz Pallas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

B. RODRIGUEZ

Sara Montiel falleció repentinamente en Madrid a los 85 años

09 abr 2013 . Actualizado a las 19:37 h.

Sara Montiel, Saritísima, se extinguió ayer como una gran estrella, sin penosas agonías, desvaneciéndose de pronto mientras preparaba la maleta para viajar a Oviedo a revisarse la vista, que a los 85 años ya flaqueaba. En un instante cayó al suelo y pasó a formar parte de la historia pasada del cine español.

La contribución al cine de Sara Montiel ya se contaba desde hace cuatro décadas en tiempo pretérito. Desde entonces, se había ido convirtiendo en pasto de la crónica rosa transformándose en un personaje que ella misma alimentó y que acabó por distorsionar la imagen de lo que un día fue en España y en Hollywood. «Era un icono cinematográfico y una mujer alucinante, con una gran vitalidad y a la vez muy cercana y muy normal, de esas personas que parecen inmortales», explicaba ayer su biógrafo, el ferrolano José Aguilar, a la salida del tanatorio madrileño donde la actriz es velada antes de su entierro, que tendrá lugar hoy en el cementerio de San Isidro.

Aguilar asegura que su belleza y fotogenia convirtieron a Sara Montiel, en los cincuenta, en uno de los rostros más bellos del cine, y su forma de cantar e interpretar «marcó una época cuando regresó a España desde Hollywood». «Rompió un contrato que tenía para hacer más películas allí porque El último cuplé y La violetera funcionaban en España y ella no quería más», explica el autor de su biografía.

Atrás dejó sus visitas a la casa de Marlon Brando, sus partidos de tenis con Greta Garbo y la admiración que por ella sentía Alfred Hitchcock, quien, siempre según su versión, lamentaba que ella no fuera rubia para poder convertirla en una de sus efigies de cabello dorado. Historias que fueron tejiendo a su alrededor un aura de leyenda, real o fantástica, cuya verdad se ha llevado al otro mundo.