Julio Iglesias: «¿Qué cambia a los 70? ¡Tengo menos pelo!»

E. Calvo CORRESPONSAL EN PEKÍN

CULTURA

«Aún no está cerrado, pero a Galicia quiero ir el 10 o el 11 de julio. Ojalá sea en el Obradoiro»

07 abr 2013 . Actualizado a las 18:29 h.

Antes de atender a La Voz, una sala de prensa repleta de periodistas internacionales, aunque sobre todo chinos, aguardaban el regreso del cantante latino que más discos ha vendido en el mundo a un país que desde su última visita se ha convertido en la segunda potencia económica mundial. «I was right about China», dice Julio Iglesias en excelente inglés nada más comenzar una rueda de prensa. Ni los mejores asesores en márketing político podrían haber escogido una frase mejor para sintonizar con la audiencia china. Se refiere a la asombrosa transformación económica que ha cambiado el país de arriba abajo en tan solo dos décadas. 20 años no es nada, dice el tango. Pero para China y para Julio -a punto de cumplir los 70- los cambios físicos son evidentes. No así el humor, que nunca le ha faltado al cantante. «¿Qué es diferente? ¡Pues que tengo menos pelo!», bromea.

Cojea visiblemente y le cuesta mantenerse mucho tiempo de pie, por lo que la puesta en escena ante la prensa está perfectamente estudiada. Un maestro de ceremonias se acerca a saludarlo y lo acompaña al atril, sirviéndole de apoyo. Las cámaras están estratégicamente colocadas a su derecha, por lo que solo pueden recoger su perfil bueno, el izquierdo a los objetivos. Lo mismo ocurre con la iluminación, digna de un plató de cine. Cuando alguien se decide a hacerle una foto desde el otro ángulo, una educadísima azafata indica con exquisitas maneras que está prohibido realizar fotografías fuera del lugar autorizado.

Cuidar la imagen y el márketing

Pocos artistas se rodean de tantos profesionales especializados en cuidar su imagen hasta esos extremos, porque Julio Iglesias, con 80 álbumes a sus espaldas y más de 300 millones de discos vendidos, es música, pero también muy buen márketing. Para su regreso a China se rodeó de juventud, buscando la compañía del famosísimo pianista chino Lang Lang, que le abre las primeras páginas de los medios chinos.

El músico es toda una celebridad en su país, con millones de seguidores en las redes sociales y cuyos conciertos cuelgan siempre el cartel de no hay entradas, lo que en el país más poblado del mundo se traduce en cifras millonarias. Lang Lang dijo estar muy emocionado al entregar el Guinness de los Récords al artista latino que más discos ha vendido en el mundo, un título que Julio Iglesias ostenta desde hace años, pero que no se cansa de recoger. También el premio al artista extranjero más querido en China de todos los tiempos. Sin embargo, Julio insiste en que no viene solo a hacer negocio. «Casi con 70 años, las expectativas son cada vez menores. Yo ya solo quiero disfrutar cantando, a estas alturas de la vida solo quiero permanecer en el escenario», asegura, lo que descarta cualquier especulación sobre su retirada. «Cantaré hasta que me muera», confiesa a un famosísimo portal web chino. «¿Va a cantar alguna canción en mandarín?», le preguntan desde la radio pública. «No quiero que la gente de China me mate», bromea antes de explicar que lo intentó alguna vez desistiendo inmediatamente.

Julio Iglesias llega a China tras una gira por Rusia que comenzó en marzo. Ahora inicia su enésima aventura asiática, continente bien conocido por el cantante, que ofreció su primer concierto en Japón en 1970. Primero Filipinas para volar después a Corea del Sur y regresar a China, donde lo esperan en Shanghái, Shenzhen y Pekín. Este intensísimo abril terminará en Singapur y Taiwán, lo que no significa una vuelta a casa. En mayo cantará en México y en Guatemala y en junio llegara a España. Nada mal para casi un septuagenario. «Me dan igual las fronteras», prosigue. «¿Y estaría dispuesto a tocar en Corea del Norte?», pregunta en broma un periodista. «¿Por qué no? Si me invitan, claro que sí», responde el más universal de los cantantes latinos.