David Bowie, un icono de museo

Britta Gürke DPA

CULTURA

El famoso Victoria & Albert de Londres inaugura una exposición que desgrana los mil rostros del polifacético cantante

20 mar 2013 . Actualizado a las 21:10 h.

En estos días es difícil que alguien no haya oído hablar de David Bowie: la leyenda británica del rock no sólo acaba de volver a las discográficas, tras diez años de pausa, y situarse en lo más alto de las listas de éxitos, sino que además se ha convertido en objeto de museo.

Este fin de semana, el famoso Victoria & Albert Museum de Londres inaugura una gran exposición sobre su obra. Y en medio del revuelo mediático en torno a David Bowie, ya se han vendido anticipadamente todas las entradas para los primeros días. El autor de Heroes va camino de convertirse en un auténtico icono.

«Teníamos la pequeña corazonada de que la exposición podría ser un éxito», dijo este miércoles el director del museo, Martin Roth. Rápidamente, ese presentimiento se hizo realidad, y no para de crecer. Al igual que el resto de mortales, ellos tampoco sabían que pocas semanas antes de la inauguración Bowie lanzaría un nuevo disco, pues el cantante no ha participado en la organización de la muestra.

«El trato era claro: pueden tomar prestadas cosas de mi archivo, pero lo gestionan todo con mi archivista», dijo el comisario Geoffrey Marsh. Nadie del equipo ha cruzado palabra con el artista, que tiene fama de tímido.

Marsh y la comisaria Victoria Broackes querían mostrar sobre todo la influencia de Bowie en la moda, el arte y la cultura. Y cuánto ha contribuido a que lo «diferente» sea aceptado, ya se trate de homosexualidad, histrionismo a la hora de vestir u opiniones fuera de lo común.

«David Bowie está en todas partes», se lee en la entrada. «Ha influido más en la cultura contemporánea que cualquier otro músico de su generación. Sus contribuciones a la música, la puesta en escena, la moda y el diseño son hitos de nuestro tiempo.» Con ayuda de fotografías, videos, apuntes, bocetos y, por supuesto, discos y música, se recorre el camino de David Robert Jones -nombre de pila de David Bowie- desde el barrio londinense de Brixton hasta el éxito. Al principio comenzó con pequeñas bandas mientras escuchaba a Little Richard. Hasta que en 1969 Space Oddity y el personaje de Major Tom marcaron su primer hito.

A partir de entonces, rebosa creatividad: Bowie pinta, compone, escribe, absorbe influencias de todos los estilos posibles y lleva ropa nunca vista. De sus atuendos pueden verse muchos originales, y a menudo no pasa desapercibida su influencia en las pasarelas. Que Bowie no delegaba nada en sus colaboradores, ni mucho menos al destino, lo muestran las detalladas instrucciones para las portadas de sus discos, escenografía, etc.

Una de las salas está dedicada a su estancia en Berlín, donde vivió entre 1976 y 1978. Allí logró superar su adicción a las drogas, y sus cuadros y dibujos reflejan cómo le fue en aquellos días. Se empapó de Brecht, el expresionismo y otras influencias, que acabó plasmando en su trilogía berlinesa: Heroes, Low y Lodger, considerados sus tres álbumes más influyentes.

De fondo, con los auriculares se escucha constantemente su música.

«Un chamán del siglo XXI»

Pero, ¿qué lo hace tan fascinante, casi una leyenda viva? «David Bowie es un icono, y el hecho de que no se prodigue mucho ante la opinión pública lo hace aún más atractivo», explica Roth. El artista vive apartado en Nueva York, junto a su segunda mujer y su hija, y ni siquiera con su nuevo disco, The Next Day, ha concedido entrevista alguna.

«Bowie es una especie de chamán del siglo XXI», reza la teoría de Marsh. Él ofrece una respuesta a quien busca qué es lo realmente importante en la vida, añade. «Para muchos, es un espejo de sí mismos. Todos proyectan algo en él». Detrás de su éxito se esconde también su incomparable capacidad de autocontrol. Y que es un workaholic.